TAMAMES, FÓSIL O CRISÁLIDA
Pertenezco a una generación que leyó con avidez el libro de Ramón Tamames que llevaba por título ’Estructuras Económicas de España’. Un libro que, en plena dictadura franquista, fue un referente para todas aquellas personas interesadas en comprender los entresijos de la economía de nuestro país. Sus páginas tenían algo de proceso iniciático, de ventana abierta a una realidad que nos era sistemáticamente ocultada. Quizás por ello siempre sentí curiosidad por la trayectoria política e intelectual de aquel catedrático catalogado como ‘rojo’. Con la Transición no le perdí la pista. Observé como pasaba de la dirección del PCE a fundar la Federación Progresista, y de ahí a participar en la creación de Izquierda Unida. Luego recaló en el CDS que lideraba Adolfo Suarez. Mi interés por la trayectoria intelectual de Tamames se mantuvo hasta que, hace aproximadamente una década, leí ‘Más que unas memorias’. Una crónica personal autobiográfica de la que extraje un par de conclusiones: Ramón Tamames atesora vivencias, conocimientos, cultura e infinita sabiduría pero le puede el ego.
Santiago Abascal ha convencido al casi nonagenario Tamames para que acuda al Congreso de los diputados y le cante a Pedro Sánchez las verdades del barquero. Este ha aceptado, a pesar de los mohínes de un Núñez Feijóo que se desespera viendo como Vox le roba el protagonismo y la agenda opositora. Al ex comunista, protagonista de la moción de censura, le han llovido críticas por su adaptabilidad a los deseos de la extrema derecha hispana. Enojado ha reaccionado alegando: ‘no soy un fósil que permanece del nacimiento a la muerte pensando lo mismo’. Y es cierto, con el paso del tiempo los humanos evolucionamos física y mentalmente, pero no está de más hacerlo con elegancia, coherencia y un punto de dignidad. Sospecho que hay un momento en la vida de determinadas personas en el que han de optar entre ser un fósil admirado o convertirse en una crisálida capaz de alumbrar pensamientos distintos a los primigenios. De determinados procesos metamórficos -pregunten a Gregorio Sansa- puede salir cualquier cosa.
El caso de Ramón Tamames, su trasiego intelectual y político, no es una rara avis. En la política catalana y española se han prodigado, y se prodigan aún, inexplicables cambios de chaqueta. Con benevolencia podemos llegar a pensar que algunos son fruto de una madurada evolución ideológica, pero otros no tanto. Las conversiones exprés son difíciles de justificar y explicar. Ejemplos de transhumancia partidaria los tenemos en personajes como Ferran Mascarell, Toni Comin, Celestino Corbacho, Jorge Verstrynge, Toni Cantó o Rosa Díez... Acomodados a las circunstancias, con etiqueta de independiente como patente de corso, los hayamos incluso en el actual Govern de Cataluña con Joaquim Nadal o Gemma Ubasart. Independentistas de ida y vuelta, como cuenta María Jesús Cañizares, los hay como Jordi Pujol o Andreu Mas-Colell. Siempre he pensado que tres son las causas de tanto ‘nomadismo’ intelectual, partidario o político. Una de ellas puede ser el mantenimiento de un estatus económico-laboral bien remunerado. Poderoso caballero es don dinero. Otra, eso que hemos llamado la erótica del poder, el afán de protagonismo, el narcisismo o el ego desatado. La tercera, quizás la causa más enfermiza, el resentimiento hacia los viejos camaradas, la envidia o la frustración de lo que pudo ser y no fue.
No me cabe la menor duda. Desde la tribuna del Congreso de los diputados Ramón Tamames es capaz de dar una conferencia magistral acerca de los males que aquejan a España y a la civilización occidental en su conjunto. Lecturas, experiencia y sabiduría no le faltan al ponente, pero su talón de Aquiles es la escudería que le arropa. Vox hace caso omiso a las encuestas que le dicen que un 56% de los ciudadanos, frente a un 16%, consideran improcedente la moción de censura que va a protagonizar su elegido. El PP no se apunta a lo que ha calificado de ‘show parlamentario’ mientras el PSOE vela armas convencido de que la jugada de Santiago Abascal a quien perjudica es a Núñez Feijóo (cuestión de vasos comunicantes en el ámbito de las derechas). Y así van pasando los días ante la mirada atónita de miles de ciudadanos, cada vez más descreídos y escépticos, al comprobar que quien fue rojo es capaz de resucitar pardi-negro, y el que fue ‘indepe’ deviene autonomista en un plis plas. Milagros de la metamorfosis y la paleontología.
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