ACIERTA SAN AGUSTIN...
Las calles se nos han llenado de pistolas. Pistolas que atracan, que ajustan cuentas en las puertas de algunas discotecas, bosques o descampados o que simplemente se manifiestan. Pistolas como la de ese encapuchado que se manifestó el sábado en Barcelona contra el Gobierno de Israel y que sigue dando que hablar.Esa pistola, de la que muchos dudan que fuera de plástico, el colega Gustau Nacarino la convirtió en foto oportuna. Tan oportuna que la misma, la pistola, aparece junto a un ejemplar de un libro, que parece el Corán. Mala suerte. Mala suerte para el creyente musulmán que esgrimía su libro sagrado junto al que esgrimía la pistola y mala suerte para una manifestación que se decía pacifista. Nada es lo que parece. Siempre ha sido así, pero ahora la trampa se nota más.Joan Ferran, que es el portavoz adjunto de los socialistas en el Parlament, también se manifestó el sábado en Barcelona, pero si hoy lo saco aquí no es por esa manifestación pacifista, la de la pistola, sino porque le acaba de confirmar al colega Luis Mauri que muchos de sus compañeros socialistas tienen o han tenido fantasías sexuales con la diputada popular Montserrat Nebrera. Lo de las fantasías sexuales socialistas lo cuenta Joan Ferran en una novela o moderado ajuste de cuentas que acaba de publicar.A mí, la señora Nebrera, dicho sea con todos los respetos, siempre me ha parecido una mujer que le sabe sacar mucho provecho a esa presencia suya como de adolescente prolongada o novicia blanca, quizá carmelita descalza. O sea, que la Nebrera, a quien siempre me la imagino llevando lirios a la virgen, si quiere, sin abandonar los lirios, por supuesto, es muy capaz de poner nervioso a todo ese colegio cardenalicio que es el Parlament. La Nebrera solo estuvo a punto de perder sus poderes, su encanto de eterna novicia, cuando decidió pasar de las tertulias a la política. Durante algunos días decidió vestirse de mujer y hasta equivocó o le equivocaron el peinado.
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