El blog d'en Joan Ferran

19.2.14

EL HÁBITO NO HACE AL MONJE






   ERC: ¿SOCIALDEMOCRATA?

Algo no cuadra, o quizás sí. Leo en las páginas de un periódico en crisis la noticia de que ERC pretende convertirse en un referente socialdemócrata para los catalanes. El titular me sorprende, pero aún más comprobar como en página contigua -no sé si por casualidad- un extenso artículo narra los problemas y vicisitudes por los que atraviesa el PSC. Para remachar el tema también da cuenta, el rotativo en cuestión, de las actividades de un grupo de socialistas díscolos dispuestos a participar y oficiar en la liturgia de otros partidos. No me detendré ahí, en la vida política el rol de los ‘tontos útiles’ está más que estudiado.
Que nadie se lleve a engaño, los interesados en descuartizar el socialismo catalán son los mismos que se han conjurado para reventar la formación política que dirige Duran Lleida; los mismos que ya no dudan en lanzar dardos envenenados contra sectores de EUA e IC que no son partícipes del discurso soberanista. Para los nacionalistas exacerbados cualquier puente de conexión partidaria entre Catalunya y España, susceptible de actuar como una tercera vía, debe ser laminado, cualquier salida negociada obturada. Los partidarios del choque de trenes quieren llegar hasta el final, no les importan las consecuencias del impacto ni la probable fragmentación social del país. Y es en ese escenario, en esa atmosfera saturada, donde cada cual intenta aprovechar su oportunidad. IC compite con ERC para atraer a sus filas a los socialistas disidentes. ERC hurga en las contradicciones, tanto de CiU como del PSC, para crecer y aparecer como un partido transversal y solvente. Mientras tanto Artur Mas intenta recuperar energías, fagocitar todo lo que se mueva dentro de Unió Democrática de Catalunya a la espera de salir airoso de las elecciones plebiscitarias que se avecinan.
Pero volvamos por un momento al inicio de estas líneas. Un servidor de ustedes no sabe si la actual cúpula de los republicanos ha estudiado, o al menos leído, las tesis de Karl Kautsky o de Otto Bauer. Tampoco sabe si en los cursillos de formación de cuadros de ERC se aconseja la lectura del texto de Eduard Bernstein que lleva por título “Las premisas del socialismo y las tareas de la socialdemocracia”. Sospecho que ni las bases, ni la dirección de ERC, tampoco sintonizan demasiado con aquella otra socialdemocracia más atrevida que encarnaron Rosa Luxemburgo o Karl Liebknecht. Por contra tengo la impresión que los referentes históricos de ERC se hallan en ámbitos no precisamente de matriz socialista. Pero abandonemos los clásicos y diseccionemos las acciones y el discurso presente de la gente que capitanea Oriol Junqueras. Modestamente considero que ERC no es de izquierdas. Me explicaré: No se puede alardear de socialdemócrata cuando se da el salto desde el internacionalismo a la prioridad absoluta de lo nacional; desde la defensa de la igualdad a la vindicación de la diferencia; desde la razón en marcha a la tradición identitaria; del cosmopolitismo al conservacionismo cultural; cuando se pasa del universalismo al particularismo y a la sustitución de las clases por las identidades; del pueblo explotado a la nación oprimida, etc. Por mucho márquetin que se quiera, con esa hoja de servicios, deviene difícil considerarse continuador, en pleno siglo XXI, de la vieja escuela de las ‘Internacionales’ obreras.
Con todo no deja de ser chocante este intento de definición socialdemócrata de ERC cuando su praxis política indica todo lo contrario. Recientemente, sin ir más lejos, pudimos oír en un medio de comunicación a la diputada Gemma Calvet, afirmar que “ERC no es un partido de izquierdas, sino humanista” ¡Se nos apareció Silo! Y qué decir de la adscripción de su diputado europeo al grupo parlamentario más heterogéneo y pintoresco de Bruselas y no al de los socialistas-progresistas. Pero, más allá de estos detalles casi anecdóticos, uno asimila la verdadera esencia de ERC cuando ésta aprueba, y vota, los presupuestos antisociales del gobierno convergente; uno la mira con recelo cuando su líder máximo rinde homenaje a controvertidos personajes políticos como los hermanos Badia… Ergo, amigos míos, no son homologables.