ESPAÑA SIN FOTO Y CON CANTO CORAL
Este pasado fin de semana el astro rey se ha dejado ver sin filtros en Madrid y Alcorcón. Lorenzo ha hecho sudar a centenares de personas de colectivos muy diferentes entre sí, tanto en el terreno de los sentimientos como en el de las ideas. Lo ha hecho en la plaza de Colón de la capital y en el auditorio Paco de Lucía de Alcorcón. Espero y deseo que el calor de esta canícula avanzada no haya derretido el sentido común de ningun ciudadano de bien de los allí convocados. Hay que ir con cuidado con los golpes de calor, son traicioneros. Dicen que Isabel Díaz Ayuso padeció un leve desvarío mentando al Rey, pero de momento parece ser que la cosa no ha ido a más.
El profeta Malaquías, en el capítulo de su libro dedicado a los Justos en el día del Juicio Final, se puede leer: “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, os alumbrará un Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación...” Malaquías en su profecia alude a una luz cegadora destinada a convertir a los malvados en cenizas bajo los pies de los escogidos. Y sí, un sol de justicia se ha paseado por la Meseta pero, afortunadamente, aún no ha llegado la hora del Apocalipsis. Tampoco nadie ha osado lanzar la orden de asaltar los cielos. Tengan paciencia los exaltados; la ira, incluso en política, no deja de ser un pecado capital. Tras el numerito de los indultos - con sus manifiestos, firmas y declaraciones- vendrá el verano más deseado por los españoles de todos los tiempos. Tras él, quizás aterrice en este país una forma más relajada y moderna de entender la democracia parlamentaria.
Lo de Madrid fue un tórrido remake, sin foto, con el concurso de una Hidra de Lerna de tres cabezas. Lo de Alcorcón es un intento de recomponer y relanzar lo que Pablo Iglesias dejó colgado en un arrebato de desesperación política. Podemos estaba obligada a reaccionar. La formación morada ha perdido base social y su enraizamiento territorial deja mucho que desear. Ha dejado de ser la fuerza aglutinadora de una ilusión, hija del 15-M, al mismo tiempo que padece una severa crisis organizativa. La dinàmica deliberativa de esta IV Asamblea Ciudadana ha sido tan apresurada como pobre de contenidos. La participación de los militantes en las votaciones ha descendido significativamente. Cuentan que Ione Belarra llega al cargo sin mácula y que, aunque baile con Irene Montero, no pertenece al clan de Galapagar. Puede que sea verdad. Pero ello no es óbice que para algunos piensen que su encumbramiento es una operación cosmética de urgencia que cuenta con la bendición de Ada Colau y Yolanda Díaz. No le va a resultar fácil a la nueva dirección de Podemos sustituir la fuerza comunicativa de Pablo Iglesias. El canto coral que propone Belarra no favorece el lucimiento ni de las divas ni de los grandes tenores. De ambas cosas las hay en el congelador podemita a la espera de tiempos mejores.
Para finalizar, un consejo de amigo para la ministra: No te dejes sugestionar por los caimanes de tu partido, llegados de tierras catalanas, que te aconsejen una defensa decidida de Carles Puigdemont. Actualmente él y algunos miembros de su movimiento, afortunadamente no todos, son una piedra en el camino del diálogo y la normalización política. Mientras tanto Pedro Sánchez, departiendo con Joe Biden, asimila la vitamina D que le ha dado el sol y el PSOE andaluz.
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