Alicia Sánchez Camacho finge. Finge mojarse con García Albiol por que cree que, con esa táctica, apaciguara los ánimos del personal. Simula desautorizar al protagonista del desaguisado confiando que otra noticia, o circunstancia, robe protagonismo mediático a los despropósitos de su chico badalonés.
En este país de fábulas y ficciones aceptadas como reales, donde los pinchazos se venden como éxitos y las debilidades como virtudes, la verdadera Alicia ,en su fuero interno, esta satisfecha con las andanzas de su Quijote ahuyentador de extraños. La chica quiere vencer, desea avanzar y no importa el precio a pagar.
Hace tiempo que la “moralidad” de su partido esta en duda. Se sirve de la lengua para erosionar gobiernos. Se vale de “la moral” para castigar presidentes. Blande estatutos para cercenar pueblos y fraternidades. Utiliza como chivo expiatorio al diferente para sublevar, bajo su bandera, al confiado ciudadano de a pie. Triste. Si Alicia no fingiera olvidaría su retórica “maravillas” lanzando el anatema sobre las ideas de Albiol; lo eliminaría de la candidatura municipal….Pero no. Alicia y su gente están satisfechos con lo hecho, tienen sus propios “Angladas” y…creen que el ruido que se ha generado les va bien
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