El blog d'en Joan Ferran

21.4.12

¡ POR UNA REBELIÓN CIVICA !


FELIP PUIG  Y  “LA FERA FEROTGE”

George Lakoff, una de las figuras más relevantes del pensamiento actual, en su obra “Puntos de reflexión” nos ilustra sobre las diferencias entre el discurso político progresista y el conservador. Sostiene este intelectual norteamericano que tanto los planteamientos de derechas, como los de  izquierdas, obedecen a marcos argumentales que suelen utilizarse dialécticamente para múltiples temas y ocasiones. Marcos referenciales que acostumbran a perdurar, dado que se inspiran en principios y valores asentados e interiorizados por diversos colectivos humanos. Pues bien, tras la jornada de huelga general del 29M se ha activado de nuevo el debate acerca de la seguridad ciudadana, el orden público y el vandalismo callejero. Como movidos por esos ancestrales resortes referenciales, de los que habla Lakoff , la derecha del país ha levantado airada la voz exigiendo mano dura y contundencia contra  incendiarios y radicales. Lo ha hecho, a mi juicio, apresuradamente, sin reflexionar, sin calibrar el alcance de sus afirmaciones y propuestas, sin percibir la preocupación que tales exigencias genera en determinados ámbitos de la sociedad civil catalana. Jorge Fernández  Díaz, Felip Puig y Xavier Trias se han empeñado en hacernos discutir sobre modificaciones del código penal, cámaras de vigilancia, gases lacrimógenos e identificaciones preventivas etc., como si todo lo que ocurre en este país pudiera reducirse a  una cuestión de orden público, sin trasfondo social.  Incluso hay quien dice que tanta cháchara sobre la seguridad es un vulgar antídoto para desviar la atención ciudadana de los recortes sociales. ¿Sabemos, por ventura, si alguien se ha dedicado a ponderar el calado de esas medidas que tan alegremente se plantean?  Parece ser que no. La diferencia entre la seguridad progresista- la seguridad por la protección- choca de nuevo con la seguridad conservadora -la seguridad por el uso de la fuerza con recorte de derechos y libertades-. Cada vez que el conseller Puig intenta asustarnos, por ejemplo, con la previsión de un mayo violento en las calles de Barcelona, viene a la memoria aquella vieja canción, de Ovidi Montllor, en la que el señor alcalde alerta al ciudadano sobre una “Fera ferotge”(la huelga) que se escapa de un parque arrasando la población. Seamos realistas. Volverán a arder contenedores y más de una entidad bancaria verá sus cristaleras pulverizadas. Sí, eso va a suceder como ha venido sucediendo incluso en pleno régimen franquista. Los demócratas convencidos anatemizaremos a los vándalos, reclamaremos castigo para los violentos y apoyaremos incondicionalmente la acción de las fuerzas de seguridad. Seguro. Lo haremos una y mil veces exigiendo, al mismo tiempo, políticas de prevención y disuasión sin plantear jamás un recorte de  derechos civiles y democráticos. He ahí la diferencia.
Juristas, asociaciones de abogados, entidades cívicas de toda índole y federaciones vecinales se han movilizado contra el programa de Felip Puig. Alegan que el paquete de medidas que propone, lejos de ser eficaces para atajar la violencia, va a cercenar libertades civiles conquistadas tras largos años de lucha. El Gobierno que preside Artur Mas debería rectificar. No es de recibo amedrentar al personal, ni proponer huidas hacia adelante que lesionan libertades. Iniciar un proceso de ese tipo se sabe cómo empieza pero no como acaba. Las políticas de seguridad exigen  ideas claras y serenidad.