El blog d'en Joan Ferran

23.6.12

CiU HAURA DE TRIAR.....



ADIOS GEOMETRIAS VARIABLES

El parlamento catalán no es una rara avis. Al igual que suele acontecer en la mayoría de las cámaras legislativas del mundo occidental, la secuencia política que concita mayor atención informativa es aquella en la que la oposición intenta situar contra las cuerdas al gobernante de turno. Ese momento, ese instante de oro -comunicacionalmente hablando- es impagable. Tanto es así que una simple frase, afortunada o no, es capaz de generar ríos de tinta y multitud de titulares. Puede encumbrar, o por el contrario, distorsionar el retrato de los actores intervinientes hasta el punto de envilecerlos. Artur Mas y los asesores de imagen lo saben. Son conscientes de que un par de frases, o conceptos convenientemente articulados, pueden devenir bálsamo entre la ciudadanía o combustible para un conflicto.
 La sociedad catalana está sometida a severas medidas de austeridad. Medidas que han sido adoptadas muchas veces de forma expeditiva y apresurada, sin ningún tipo de lógica ni pedagogía previa. El gobierno catalán ha alardeado, en más de una ocasión, de estar a la vanguardia para cumplir como nadie las sugerencias de la Europa de Ángela Merkel.
Pues bien, aprovechando como curalotodo ese momento comunicativo especial que son las preguntas al gobierno, Artur Mas ha repetido enfáticamente en varias ocasiones la frase “no hi ha diners”, para redondear su mensaje con apelaciones al gobierno central conminándolo a que pague lo que debe y acepte, de paso, el hipotético pacto fiscal que ha de parir en breve el Parlamento catalán. El discurso de Artur Mas y su gente es estático, no sale de ahí. Es un simple “paguen lo que se debe y denme lo que me corresponde”. El resto del relato nacionalista radica en el victimismo, la centrifugación de responsabilidades hacia el difunto Tripartito y hacia el gobierno español. No pretendo discutir el contenido de la retórica convergente ni la de sus voceros mediáticos. Hoy no toca. Ahora bien, tan cierto como el “no hi ha diners” es –en el caso catalán- el “no hi ha política”. Con el país patas arriba; con las calles en permanente ebullición; con las aulas tristonas y la universidad enojada; con la ciudadanía molesta por tanto recorte sanitario, copago y reducción de prestaciones sociales, un presidente de gobierno no puede limitarse a exclamar compungido un “no hi ha diners”.
Las situaciones difíciles precisan decisiones valientes y acertadas. Artur Mas y su gobierno han de optar, han de tomar partido, han de liquidar de una vez la geometría variable y decidir con quién, y hacia a donde, aunar esfuerzos para superar la crisis y encarar el futuro. Ante Mas se abren dos puertas que conducen a lugares distintos. Una está barnizada de retórica romántica, frases grandilocuentes y un final del camino tan complicado como incierto. Transitan por ahí gentes a piñón fijo. La otra opción se nos presenta más pragmática, parca en palabras rimbombantes, diáfana y sin sobresaltos. Ese camino es el frecuentado por la gente con cultura de gobierno. El ciudadano está harto de polémicas partidistas estériles. Ya no le vale un simple “no hi ha diners”. Ante la gravedad de la situación, y el escepticismo instalado entre la ciudadanía, es preciso optar. Cuando la voluntad del “todos juntos” deviene una quimera es el momento de una política práctica que resuelva los temas. En eso estamos. El tren está presto a partir. No va a esperar. Artur Mas y su gobierno han de escoger compañero de viaje.