El blog d'en Joan Ferran

23.1.14

SOBRE LA VALENTIA POLITICA









EL PSC Y LA CAJA DE PANDORA



Sí, es verdad. En el cosmos de los socialistas alguien ha abierto la Caja de Pandora. Los males que contenía han sido liberados y se expanden por el éter para uso perverso de enemigos y extraños, para riña entre colegas. De acuerdo, el numerito es considerable pero la mitología griega también nos narra algo claramente positivo. En esa caja de los truenos se hallaba recluida la diosa Elpis, deidad que personifica el espíritu de la esperanza y lleva consigo la cornucopia, el cuerno de la abundancia. Recuerden el refranero: No hay mal que por bien no venga. Veremos.
 
De momento analistas, damnificados, escribas a sueldo, tertulianos y propagandistas del monotema no han dejado de opinar al respecto. Confieso que muchos de esos análisis se me antojan repetitivos, tediosos. A otros se les ve intencionalidad, cuando no mala fe, con cargas de profundidad. Mientras tanto la televisión y la radio del régimen entrevistan y filman a los díscolos hasta la saciedad. No obstante, entre tanto guirigay, llamó mi atención la valoración que verbalizó hace un par de días, en una televisión de ámbito estatal, una conocida activista antiglobalización. Sostenía la teoría de que la actitud beligerante de los viejos dirigentes y consellers del PSC, hoy revoltosos, viene motivada por un intento de resarcirse de sus propios errores de gestión cometidos durante la época del tripartito. Según la activista citada, el declive del voto socialista es consecuencia de unas políticas gubernamentales alejadas de los programas de izquierdas. Las expectativas de cambio creadas y frustradas han provocado, siempre según la comentarista, la decepción de los votantes socialistas y su desmovilización. De ahí a la sospecha de complicidades con el mundillo de los intereses de la derecha solo hay un paso. Si a ello añadimos la adopción del universo simbólico nacionalista por parte de algunos próceres socialistas, la desorientación completa estaría servida. El paradigma de este transfuguismo de pensamiento y acción, llevado hasta las últimas consecuencias, sería el de aquel político socialista que consiguió cambiar su fe en solo tres días de diciembre… En síntesis: algunos ex mandatarios cubren su historial de despropósitos y responsabilidades con disidencia patriótico-consultiva; pretenden, así, ocultar el abandono de unas tesis programáticas de izquierdas y una praxis no acorde con lo esperado de ellos. Mi aludida puso ejemplos. Habló del profundo malestar que generó, entre la comunidad educativa y los sindicatos, el entreguismo a CiU protagonizado por el conseller Ernest Maragall, con la ley de educación, a pesar de la firme oposición planteada por sectores del PSC e IC. Algo similar, dijo, a lo acaecido en el ámbito de la sanidad donde la vista gorda hacia las privatizaciones, y la insinuación de copago, se ha visto reforzada en la actualidad con un trato benevolente hacia el conseller Boi Ruiz. También tuvo consideraciones hacia las políticas económicas y de obras públicas pero no quiero cansarles con más referencias.
Lo cierto es que la intervención de la activista antiglobalización da que pensar. Y ahora que hemos salido del bosque, y reabierto la caja de los truenos, uno puede llegar a la conclusión de que fue la propia acción de gobierno del tripartito la que debilitó el voto de la izquierda no identitaria. ¿Cómo? Gestionando con parámetros excesivamente conservadores y depositando en manos del independentismo de ERC el ámbito cultural y comunicacional. ¿Balance? Un exconseller de Cultura –Ferran Mascarell- tránsfuga; un exconseller de Ensenyament abogando por la articulación de un Frente Nacional Patriótico y una coral de diletantes defendiendo tesis propias del soberanismo rupturista.
¿Quieren más? Hay conversiones al federalismo ‘de hace cuatro días’ afirmaba Quim Nadal. Cierto, tantas como de tecnócratas, burócratas, asesores y escribas a sueldo apuntados a la nueva ‘unanimidad’ que proponen los excluyentes.
  Seamos honestos. Quienes hoy hacen un acto de valentía política, de lucha contracorriente, de singularización, no son los díscolos del PSC -arropados por ‘la ratafía mediatica’del país- sino el propio PSC en su intento de recuperar el bagaje de izquierdas que le es propio, en su empeño por explicar un proyecto federal… Todo se andará. No en vano la diosa Elpis, la esperanza, vuelve a cabalgar entre nosotros.
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