El blog d'en Joan Ferran

22.1.15

F. MARC ÁLVARO Y LOS ENTERRADORES DEL SUFLÉ






EL ARTICULISTA Y LA PRISA


Permítanme un punto de ironía iconoclasta. Llevamos tanto tiempo dándole vueltas al monotema que no sería de extrañar que, dentro de cuatro días, la expresión ‘discusiones catalanas’ compita con la ya clásica ‘discusiones bizantinas’. Me explicaré. El periódico La Vanguardia ha publicado un extenso artículo de Francesc Marc Álvaro dedicado a comentar, no ya la temperatura patriótica de los catalanes y su nivel de identificación con el país, sino a elucubrar acerca de las prisas de los llamados ‘unionistas’ por enterrar el menguante suflé soberanista. El escrito en cuestión lleva por título: Las prisas de los enterradores.
 
No consigo ocultar mi perplejidad ante la capacidad de autos auscultación que gastan algunos de nuestros conciudadanos con columna reservada en la prensa diaria. Verán, para ellos, lo significativo no es ya la volumetría del famoso suflé, si sube o baja, sino si fulanito o menganito –pérfidos unionistas- anhelan que el pastel del ‘procés’ caduque. Kafkiano y bizantino el temita. La prisa que Marc Álvaro atribuye a los enterradores-sepultureros me parece tan intranscendente como inofensiva y legítima. Nada que ver con aquella diligencia revolucionaria que gastaban los federalistas intransigentes en tiempos de la Primera República española y que, críticamente, describió Engels en su obra Los bakuninistas en acción. Prisa también la de algunos sectores del movimiento obrero catalán y español deseosos en los años treinta de hacer la revolución antes que apuntalar la legalidad republicana; o aquella otra que en octubre del 36 proclamo el Estado catalán… aquello sí que eran prisas a destiempo.
 
A día de hoy los enfermos de prisa tienen nombre, apellidos y siglas. Habitan entre nosotros y llevan tiempo dándonos la tabarra. Los hay gradualistas, los hay inmediatistas. Eso sí, ambas tendencias están preparadas para alimentar la llama y el suflé sea por vía institucional, o movimental, durante los meses que restan hasta llegar a la traca del Once de Septiembre. Un servidor no entiende de veleidosos enterradores y sepultureros. Observa, eso sí, que algunos voceros del monotema comienzan a perder la paciencia, a buscar tres pies al felino de turno… Pues bien, para apaciguar a los inquietos nada mejor que la música o la poesía. Decía León Felipe:
 
  “Voy con las riendas tensas y refrenado el vuelo, porque no es lo que importa llegar solo y pronto, sino llegar con todos y a tiempo”.
 
No me malinterpreten. Cada cual, como es obvio, tiene su particular punto de llegada… pero sin prisas ni cementerios.