VIRGILIA D’ANDREA
Virgilia D’Andrea, poetisa, periodista, militante libertaria antifascista, nació en 1890 en una pequeña ciudad italiana de los Abruzzos, Sulmona, en la que siglos antes también viera la luz Ovidio. Tras la pérdida de sus padres a muy temprana edad Virgilia ingresó en una institución religiosa católica donde adquirió formación como maestra. A la edad de 19 años se trasladó a la ciudad de Nápoles donde completo sus estudios universitarios y donde su sensibilidad poética cohabitó con una profunda preocupación por las injusticias sociales. Virgilia D’Andrea trabajó como maestra durante un cierto tiempo. La entrada de Italia en la Primera Guerra Mundial la llevó a participar en protestas y movimientos anti intervencionistas, más tarde a simpatizar con el pensamiento anarquista. Compañera sentimental de Armando Borghi militó activamente en la Confederación Italiana de Sindicatos (USI). Colaboró y escribió en el periódico ‘Guerra de clases’. Por su participación activa en el movimiento revolucionario fue encarcelada en Bolonia y Milan bajo la acusación de conspirar contra el estado. Es en la cárcel donde escribe sus primeros poemas que en 1922, con el título de ‘Tormento’, verán la luz. Con la llegada del fascismo al poder abandonó Italia y se trasladó inicialmente a Berlín para, posteriormente, recalar en París donde residirá casi tres años. En 1926 decide marchar a Estados Unidos.
Su militancia política no se detiene en América donde denuncia el asesinato ‘legal’ de Sacco y Vanzetti organizando bajo el ideario libertario a emigrantes de origen italiano.
Virgilia D’Andrea muere en 1932 en Nueva York poco antes de la publicación de la seleccion de poesias ‘Luces en la noche’.
Sus poemas llenos de sensibilidad, vibrantes y tensos son un alegato a favor de liberar al hombre de sus opresiones. Virgilia D’Andrea, la poetisa de la anarquía, utilizó la literatura como una herramienta imprescindible para la lucha. En una época como la nuestra, en un país como el nuestro, en que la historia es utilizada vilmente para confirmar lo que ya se tiene en mente, conviene una desideologización de la historia. Nada mejor que recuperar los versos y la lucha de una mujer crítica con el sistema.
No, no sono vinta, vibra in me, piu forte,
l’ardente fede nella angusta cella.
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