LAS UTEs POLITICAS
Las UTEs (Unión Temporal de Empresas) políticas han entrado en crisis. Este tipo de uniones entre partes, que se caracteriza por la existencia de un objetivo partidista coyuntural o táctico, está pinchando estrepitosamente en el terreno de la política. Observen: el “politburó” de la CUP ha saltado por los aires al más puro estilo soviético. Las dimisiones evidencian la dureza de la batalla interna librada para liderar el control de la organización y los pactos parlamentarios. En la CUP, idolatrando las asambleas, cohabitan activistas de distinto pelaje y doctrinas contradictorias. No han logrado entenderse. Se acusan mutuamente de manipuladores, maquiavélicos y sectarios…
¿Y qué cosa es JuntsXSí? Pues sencillamente otra UTE política integrada por republicanos, convergentes, restos del 3%, tránsfugas de múltiples ubres y personajes con un ego superlativo. Agrupados inicialmente alrededor de Artur Mas para conducir el “procés” -al menos ese era el objetivo inicial- en la actualidad son un compendio de debilidades y contradicciones. La cohesión de JuntsXSí ha saltado hecha añicos. Los integrantes de esta UTE airean hoy sus diferencias con la mirada puesta en el 26J y en la reválida que en septiembre deberá aprobar Carles Puigdemont.
Pero no se lo pierdan, el paradigma de las UTEs políticas lo encarna Podemos y sus confluencias. Ahí conviven desde los admiradores de Marx-Lenin-Stalin-Mao hasta los troskistas de nuevo cuño. Ahí se dan cita también ecologistas, nacionalistas, consejistas y anarco-liberales. Por no faltar, no faltan ni los peronistas postmodernos, ni los justificadores de Maduro. ¡Vaya UTEs! Pobre país.
Creo firmemente en la utilidad de los pactos y en las alianzas políticas pensadas y diseñadas para garantizar la gobernabilidad, el bienestar y el progreso de los países. La política es, ante todo, un servicio a la ciudadanía que requiere acuerdos serios y elaborados. Ahora bien, las UTEs oportunistas de vuelo gallináceo no llevan a ninguna parte. Son flor de un día, carne de titular sensacionalista y televisión espectáculo. Estas UTEs no aguantan. No están preparadas para resistir los envites de los problemas de nuestro tiempo ni interpretar su complejidad manifiesta. Quizás por ello las líneas rojas se difuminan caprichosamente y la coherencia interna salta por los aires ante cualquier adversidad.
No confío en las improvisadas, oportunistas, puntuales e interesadas UTEs políticas y sí lo hago, en cambio, alrededor de entes sólidos. Ya hemos perdido demasiado tiempo
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