COLAU, LOS SOCIALISTAS Y LOS NERVIOS
Es muy probable que, en un plazo breve de tiempo, unas cuantas formaciones de la izquierda catalana acaben por articular un nuevo partido-coalición, configuren un liderazgo común y asuman el objetivo de intentar ganar todas las elecciones. Ningún problema al respecto. Quizás tengan éxito. Eso sí, antes tendrán que sincronizar sus relojes, repartir una única partitura y aparcar un montón de egos y protagonismos. Y es posible que todo ello acontezca para preocupación de competidores y adversarios. Lógico. Pero, mientras ello no ocurra, un servidor recomendaría, a los presuntos confluentes del partido en construcción, un pelín de sosiego y humildad. No vaya a ser que la alegría de las encuestas de hoy mañana se convierta en llanto. Ya saben, suele ocurrir. Le paso a CiU, le ha pasado al populismo de izquierdas y también al socialismo…
La simple insinuación – más periodística que política- de una hipotética alianza de izquierdas en Cataluña ha provocado, entre los ‘comunes’, una reacción inmediata de rechazo cuando no de perversa ironía. El portavoz de Catalunya en Comú, Xavier Domenech, ha descartado cualquier tipo de alianza preelectoral con el PSC (por nadie pedida). Quizás lo ha hecho como medida preventiva para que nada enturbie, ni turbe, la unión política prevista para la primavera del 2017. Menos elegante ha sido Ada Colau cuando ha ironizado acerca de los ‘nervios’ que, según su criterio, denota la incierta oferta socialista.
Un servidor de ustedes no es adivino ni sabe que nos depararan los meses de abril y mayo. Ignoro si Xavier Domenech y Ada Colau serán decisivos o si tendrán en el futuro mucho poder. No lo sé ni me inquieta. Pero hoy, precisamente hoy, los nervios los tiene la alcaldesa Ada Colau cuando no puede aprobar tasas, ordenanzas, presupuestos, ni el famoso PAM. El equipo de gobierno municipal ni tan siquiera puede bromear con el ‘pim-pam-pum’ ni con el ‘run run’. ¿Por qué? Porque no seduce, porque está en minoría, porque no tiene votos suficientes y porque carece de un modelo de ciudad.
Señora Colau, asúmalo de una vez, el nerviosismo en política es cosa es muchos.
El ‘postureo’ y el populismo peronista da para lo que da, no más.
Versió catalana a www.catalunyapress.cat
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