El blog d'en Joan Ferran

19.9.16

SOBRE EL PREGÓN Y LOS INTOLERANTES








Pérez Andújar y el macartismo a la catalana





 La cosa va a más. Desde 2012 hacia acá la Generalitat ejerce un monopolio del poder sobre la sociedad catalana en el que únicamente es ‘correcta’ la opción secesionista. Juegan a ello, y con descaro, los medios de comunicación públicos, los partidos del procés, bastante prensa subvencionada y las asociaciones civiles cebadas desde las instituciones. Ante este panorama muchos ciudadanos vivimos incómodos. Nos sentimos sometidos a un intento de homogeneizar la sociedad catalana que es incapaz de respetar la diferencia o la crítica. Desde esa atmosfera asfixiante, que genera el nacionalismo excluyente, algunos vividores del cuento independentista se atreven a juzgar y anatemizar fotografías con toreros, pregones de fiesta mayor o literaturas varias... Nada escapa al ojo censor de los guardianes de la secesión. Fatal; macartismo en estado puro el que vive este país. Prólogo de una intolerancia in crescendo que se cierne sobre la sociedad catalana; negación del libre pensar, del pluralismo político y de los sentimientos de identidad del diferente. Aquí ya vale todo. Ultrajar la bandera ajena y santificar la propia sale gratis. Desafiar el estado de derecho, reescribir la historia al gusto y utilizar la tele pública para convocar movilizaciones está a la orden del día, no pasa nada. El camino hacia Ítaca justifica los medios. En estas circunstancias el pregón alternativo, que prepara Toni Albà, es una muestra más de ese macartismo a la catalana que se ha instalado en algunos estamentos de nuestra sociedad. Pero lo más ridículo, y lamentable, es que se sumen a la performance representantes municipales que huyen del estigma del 3% enarbolando estelades al tiempo que niegan, de facto, la libertad de expresión. No es la primera vez que esto ocurre. Antes de Pérez Andújar otros, y otras, tuvieron que soportar críticas miserables y desconsideradas por pensar y escribir diferente. Me trae sin cuidado si Toni Albà es un buen comediante, para muchos se ha convertido en el brazo tragicómico de inquisidores e intolerantes.