PIUGDEMONT RIEGA LA CUP
Permítanme ser malpensado e incluso algo borde, desaprensivo y provocador.
Me explicare. El presidente Puigdemont no consiguió aprobar los presupuestos de la Generalitat y, antes de dimitir o convocar nuevas elecciones, prefirió practicar el viejo deporte convergente de la huida hacia adelante a la que tanto les acostumbro Artur Mas. Carles Puigdemont dijo desear someterse en septiembre a una cuestión de confianza. Lógico. Sabedor del bache político que atravesaba su remozada formación, y consciente de los deseos republicanos de hincarle el diente al electorado convergente, se le ocurrió diseñar una nueva fuga milagrosa. ¿Cuál? Seducir a los ‘cupaires’ - por otro lado deseosos de redimirse ante la opinión pública- y mimarlos para garantizar su voto favorable el 28 de septiembre.
¿Cómo? Mediante un esperpéntico desafío al Estado de Derecho, provocando crispación institucional y revuelo mediático.
Y ahora permítanme ir aun más allá con mis perversas maquinaciones. Estoy convencido que los halcones del nuevo PDC esperan, como mana del desierto, un castigo vía Tribunal Constitucional.
¿Para qué? Muy sencillo, para cerrar filas, para darle vitaminas a la enfermiza ANC, para tener consigna ante unas manifestaciones del 11 de septiembre que se preveían menguadas de público y, además, poder seguir con el mantra del viaje a Ítaca y la supuesta agresividad de todo lo español.
Tras la provocación de la votación parlamentaria cabe esperar, lógicamente, alguna reacción de las Instituciones. De antemano ya les vaticino un tsunami de programas televisivos, tertulias y reportajes en tv3 al respecto. También les prevengo contra columnistas y escribas a sueldo que no dudaran en llamarnos a la indignación contra el viejo estado español borbónico y ‘de derechas de toda la vida’. Las declaraciones del cosmos soberanista no se harán esperar. Junqueras, lloroso, se hará el ofendido mientras la Gabriel insinuara la necesidad de una insurrección liberadora y bla,bla,bla…
Dice el viejo refrán aquello de ‘piensa mal y acertaras’. No hace falta ser mal pensado. Con solo repasar el patético patio parlamentario catalán es suficiente.
¿Hasta cuándo vamos a soportar tanta indigencia intelectual y desprecio a la pluralidad del país? Esta gente es experta en romperlo todo, incluso lo que es suyo. Por favor, que alguien les corte el suministro eléctrico y vuelvan a poner velitas a la patrona de los imposibles ,Santa Rita.
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