DERECHA ESPAÑOLA: PÉSIMA LETRA PEOR MÚSICA.
Le guste o no a la derecha española, es Pedro Sánchez el que marca la agenda. De poco sirven -salvo para generar titulares en los medios de comunicación habituales- las ruedas de prensa-mitin de Isabel Díaz Ayuso al salir de la Moncloa; inútiles son los cantos corales de la oposición conservadora y ultra pidiendo la dimisión del presidente del gobierno. Mucho ruido, poca letra y escasa melodía es lo que generan en España los adversarios de la coalición de izquierdas. La amplia remodelación del ejecutivo efectuada por Sánchez, coloca los ejes de la política española en un nuevo escenario. Ahora la cosa va de recuperación económica, lucha contra el bicho y aplicación de la denominada ‘agenda del reencuentro’. Todo ello sin perder de vista las futuras elecciones generales, las municipales y la agenda europea. La legislatura coge otro ritmo y una musica que nada tiene que ver con la reiterada demanda de elecciones que propone el lider PP. Las declaraciones de Pablo Casado al respecto, en la escuela de verano de las Nuevas Generaciones del PP, denotan agotamiento argumental. El estribillo está gastado y se repite más que un reguetón. Aprovechando los cambios ministeriales, el Congreso de los diputados tiene la oportunidad de sacarse de encima la retórica crispada que solo produce desafeccion y modorra. ¿Por qué no intentar entre todos volver a la política con mayúsculas? ¿Por qué no pactar de una puñetera vez los temas de estado pendientes?
Tras la remodelación del gabinete el presidente da muestras de optimismo, mima a su partido y consolida su liderazgo sorprendiendo a amigos y adversarios. Pedro Sánchez manda con firmeza y sin complejos. Y eso gusta a muchos ciudadanos. La oposicion que encarnan PP, Cs y VOX reaccionan mal y sin imaginación a la iniciativa del socialista. Su capacidad de adaptación a la nueva situación es deficiente y sus quejas tan fútiles como previsibles. Las burdas descalificaciones que dirigen al jefe del ejecutivo no hacen mella en él ni le hieren, al contrario, lo consolidan. Mas listos son los jeltzales cuando afirman que van a mantener abiertos sus canales de colaboración y diálogo con el gobierno; incluso los secesionistas catalanes se conforman con repetir sus mantras, más preocupados por cómo consolidar su clientela que en despotricar de Sánchez o del PSC. Hasta los independentistas irredentos y asilvestrados, escuela madame Paluzie, estan más dedicados a preparar sus ‘performances’ de otoño que no en hostigar al gobierno. Pedro Sánchez arriesgó con los indultos, lo ha hecho con los cambios en el ejecutivo, ha ganado las primarias en Andalucía y encara el congreso del PSOE con fuerza mientras las ayudas europeas devienen un posible bálsamo para cualquier percance que se cruce en el camino. A estas alturas de la película la pregunta que deben hacerse Pablo Casado e Inés Arrimadas, consiste en averiguar qué rentabilidad política les da su intento de acoso y derribo a Sánchez. Harina de otro costal son los de Santiago Abascal; a los ultras hay que darles de comer aparte, entretenerlos y regalarles una suscripción a El Jueves. No me mal interpreten, no le estoy pidiendo a la oposicion de derechas de este país que renuncie a su programa ni a su ideología. Nada de eso, les pido tan solo que obren con inteligencia política, que se olviden de sus luchas cainitas, que piensen de verdad en la normalización que reclama la sociedad española, que se olviden de Viktor Orbán y se homologuen con sus colegas sensatos del parlamento europeo. Por el bien de todos urge verles actuar con un nuevo repertorio, con otras letras y otra musica.
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