MÁS ALLÁ DE KOEMAN
Cuentan los periodistas deportivos que Ronald Koeman va camino del cadalso, que está a punto de ser cesado como entrenador del Barça. El equipo azulgrana empata in extremis, suma derrotas en la Champions League, su juego no satisface y, de todo ello, se desprende que el técnico debe morir. A un servidor de ustedes le duele que sea así, me cae bien el personaje y me parece injusto el razonamiento empleado para centrifugarlo. Todos sabemos que los entrenadores estan sujetos a la dictadura de los resultados y que, si estos no son los deseados, la puerta de salida se abre en un periquete. En el negocio del futbol de élite, desgraciadamente, no hay espacio para la paciencia o el sentimentalismo. Tampoco para las excusas, aunque sea evidente que la banqueta del Barça se ha descapitalizado con la marcha de Messi y Griezman, o las lesiones de Fati y Dembélé. Pero observen el tema con atención. En pocas semanas Joan Laporta ha pasado de renovar al holandés a buscarle una salida. No poseo suficiente criterio futbolístico para criticar o defender la labor de Ronald Koeman, tampoco conozco los entresijos de su relación con el presidente del club, pero hay algo en el universo del futbol que me inquieta: La capacidad de liquidar sin misericordia todo aquello que no brilla o luce de inmediato, todo aquello que no es capaz de contentar a las masas. En casos como en el de Koeman -y de otros- viene a cuento la conocida frase de Napoleón ‘La victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana’.
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