EL PERIÓDICO
BARCELONA
El presidente de la Generalitat, José Montilla, llamó el domingo a los catalanes a rechazar el pesimismo estéril, así como el optimismo infundado, y a enfocar de forma constructiva el próximo año después de un 2007 que, admitió, "ha sido complicado" y que "podría justificar una cierta desmoralización colectiva y alimentar la conocida tendencia al victimismo. Esta actitud, por sí sola, no arregla nada y no nos ayuda, por más justificada que esté".Montilla se pronunció en estos términos en su mensaje de fin de año, que dirigió a la ciudadanía desde la recién inaugurada comisaría de los Mossos de Vilanova i la Geltrú (Garraf). El president reeditó así la tradición iniciada hace 12 meses tras su llegada al Gover de que los mensajes de fin de año rehuyan el escenario habitual: el despacho presidencial. Si Montilla despidió el 2006 desde el Hospital de Mataró, ayer lo hizo desde una comisaría de la policía autonómica, reivindicando de nuevo la importancia de la prestación de servicios a los catalanes.
LA NUEVA FINANCIACIÓN
El jefe del Ejecutivo catalán subrayó que nada se construye "desde la queja y la autocontemplación de las dificultades", y reclamó, en su lugar, "energía y determinación". Pero también advirtió de que lo que Catalunya reclama en cuanto a inversiones no es ninguna quimera: "Necesitamos más recursos. Porque lo que pedimos es necesario y justo. Porque Catalunya quiere seguir siendo el gran motor de España". El president no ignoró el descontento de muchos catalanes y recordó que él mismo habló, en noviembre, del riesgo de la desafección hacia España.Mirando al futuro, subrayó que tras la aprobación del Estatut en el 2006 y el inicio de su despliegue en el 2007, este año se negociará con el Gobierno central el nuevo sistema de financiación: "No será un proceso fácil ni rápido. Pero lo lograremos", auguró. Montilla se refirió al déficit histórico de inversión y a los gobiernos de Convergència i Unió, a los que no citó, al apuntar que los problemas que se han vivido en los últimos meses tienen su origen en el pasado: "No se recupera el tiempo perdido en un año".También aludió a los efectos del caos de las infraestructuras que han vivido los catalanes en los últimos tiempos: "No hace falta que insista en los problemas que han sufrido, durante meses, miles de ciudadanos. Deben saber que hoy se está invirtiendo, desde la Generalitat y desde el Gobierno del Estado, como nunca se había hecho en Catalunya. Estoy convencido de que este año la mejora inversora hará que los servicios funcionen más satisfactoriamente".
LA INMIGRACIÓN
El presidente de la Generalitat avisó de que para que Catalunya funciones también es imprescindible avanzar en cohesión social y cívica. Consideró una gran oportunidad, si se aprovecha, el crecimiento de la población hasta los siete millones en buena parte por la llegada de inmigrantes, a quienes reclamó que se le acoja respetando sus derechos sin que se les deje de exigir el cumplimiento de sus deberes.En este punto, Montilla aludió al ejemplo del escritor recientemente fallecido Francesc Candel, autor de Els altres catalans, y de quien dijo que "mostró el camino con su actitud cívica". El president subrayó que él, como el propio Candel y otros muchos inmigrantes integraron un mismo colectivo: "Miles y miles de personas que no nacimos en Catalunya elegimos ser catalanes".
UN HORIZONTE AMBICIOSO"
El Govern y el president trabajan con una idea clara de cuál es la realidad presente de nuestra nación y de cuál es su horizonte", afirmó Montilla, quien emplazó a trabajar con el convencimiento de que este horizonte es "ambicioso y posible". En la senda de salpicar su discurso de optimismo, insistió: "Todos podemos hacer nuestra aportación para que Catalunya sea más libre, más justa, más solidaria y más abierta al mundo". Y concluyó llamando a la "confianza" en Catalunya y en su "probada capacidad colectiva para vencer cualquier dificultad. Cualquiera".
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