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diciembre 2007

La Vanguardia

Francesc de Carreras

Unas declararaciones a “El Periódico” del dirigente del PSC Joan Ferran han causado esta semana un especial revuelo entre la clase política. Saltándose todas las normas de la “omertà” catalana, Ferran ha hablado en público de TV3 y de Catalunya Radio sin autocensura, como si lo estuviera haciendo en privado. Seguramente, la gota que ha colmado el vaso de la paciencia socialista ha sido la propaganda efectuada desde las emisoras públicas catalanas de la manifestación del pasado sábado por “el derecho a decidir”. “Se han dedicado a caldearla y a publicitarla gratuitamente desde una semana antes”, ha dicho el diputado socialista.
Pero el núcleo de su crítica va más allá y alcanza la función principal que dichas emisoras públicas han desempeñado desde sus inicios, en los primeros años ochenta. “Los nacionalistas – ha dicho Ferran – crearon las emisoras y las dirigieron durante muchísimos años no con el objetivo de informar a los catalanes sino de construir la patria. Una patria nacionalista, evidentemente. Pero en Catalunya – prosigue Ferran – no todo el mundo es nacionalista. Queremos una televisión y una radio públicas en catalán, nacionales, pero no nacionalistas. Que sirvan a todos los catalanes y se abstengan de hacer proselitismo soberanista y de construir patrias”.
Creo que el dardo lanzado por Ferran ha dado justo en la diana. Lo peculiar de las emisoras de la Generalitat no es que sean progubernamentales y partidistas en sus programas informativos, como en general son todas las emisoras públicas. Lo que las distingue de las demás es un elemento distinto: son medios de comunicación ideologizados en toda su programación que se han arrogado la misión de educarnos a los catalanes sobre cómo debemos ser y cómo debemos comportarnos, sobre cual es el modelo, el canon, del buen catalán. La crítica no va dirigida, por tanto, al mayor o menor sectarismo de sus informativos por influencia del gobierno de turno sino al hecho de que todos los espacios de estas emisoras – los de entretenimiento, las telenovelas, el deporte, los concursos, el tiempo, las entrevistas, los programas infantiles o cualquier otro – tienen una misión esencial: definir cuál es el patrón social y cultural de la corrección política catalana, señalar el espejo en el cual debemos mirarnos, determinar cual es el modo de ser propio de los catalanes y cual el impropio, el que no es “nuestro”, el que por ser extraño a nuestro “ser nacional” no nos conviene seguir y debe ser erradicado. Paternalismo en nombre de una supuesta patria.
Franco puso a la radio de su régimen el nombre de Radio Nacional de España. Catalunya Radio se denomina a sí misma Radio Nacional de Catalunya y a TV3 la llaman “la nostra”, la “teva”. Salvando las distancias que se quieran – que son muchas – la intención y la filosofía de fondo es la misma: ser emisoras del régimen. Y donde empieza el régimen se acaba la libertad.