El blog d'en Joan Ferran

23.10.08

DE "LA FACTORIA" ...NAVALES.



" ¿Como realizar luchas sindicales en el sector público sin perjudicar a los usuarios? No es tan difícil "
El pasado martes, los secretarios judiciales españoles realizaron una huelga de tres horas. Los magistrados (según la ley, no pueden hacer huelga) se sumaron abandonando el trabajo para reunirse a debatir sus asuntos; una reunión-huelga difusa que la ley permite y evita perder el sueldo (no tenemos noticia de que hayan destinado el salario de las tres horas a una causa noble). Los perjudicados: los ciudadanos. Nadie les comunicó que su juicio quedaba suspendido, por lo que perdieron una mañana inútilmente, amén del tiempo en traslados y los consiguientes gastos.
Más allá de la razón o no que concurriera en la convocatoria, lo cierto es que sigue sin resolverse el principal escollo de las huelgas del sector público, que, para perjudicar al poder, perjudican al ciudadano. Puede haber quien piense que éste es solidario con los convocantes. Nada más lejos de la verdad. La solidaridad lo es cuando beneficia a todos los trabajadores, y no ha sido así. Y perjudicar a quien podría ser un aliado, lo único que consigue es aislar socialmente al colectivo que protagoniza la acción.
¿Como realizar luchas sindicales en el sector público sin perjudicar a los usuarios? Pues no es tan difícil. Para llamar la atención de la administración es necesario que el motivo de la lucha tenga repercusión en la prensa y que los ciudadanos la consideren justa: saber enfrentarse al poder sin enfrentarse al ciudadano. En sindicalismo, como en política, se avanza sumando aliados, nunca restando. Conseguir que el sindicato y los ciudadanos coincidan frente al poder es la clave del éxito.
Sucedió en Turín, ya hace unos treinta años, y se repitió después en Barcelona. Los bomberos realizaron una acción reivindicativa consistente en llenar de espuma la plaza del ayuntamiento. Toda la prensa e infinidad de ciudadanos se acercaron a verlo. Los bomberos aprovecharon para dar a conocer a la prensa qué reivindicaban y, especialmente, para explicar que optaban por este tipo de acción-espectáculo y no por la huelga, porque todo bombero que se precie de serlo no puede ignorar la existencia de un incendio. El éxito fue total. Y es que aparecer como un sindicato egoísta (o corporativista, como prefiera calificarlo) es la máxima negación de la razón de ser sindical: la solidaridad.