El blog d'en Joan Ferran

23.11.09

POR LA BUENA CONSTITUCIÓN...



¿A quién nos debemos?

Hubo un tiempo en este país, y en buena parte del globo, que la estrategia y la táctica de gobiernos y partidos estaba supeditada a un designio central, a una política centralizada. Eran tiempos de frentes populares y alianzas cambiantes, tiempos de guerra fría y de geoestrategias varias . La dirección de aquella acción política emanaba de un núcleo dirigente que se arrogaba a si mismo la representación de los intereses de la humanidad entera. Los cambios de táctica de los partidos comunistas, el anatema a los disidentes, los pactos políticos eran bendecidos –o no- en base a los intereses de un politburó lejano, frío. Aquello afortunadamente cambió y la política se hizo en muchos aspectos más cercana, más próxima. Con el paso de los años y la consolidación democratica cada cual adecuó a su coyuntura los criterios filosóficos de su corriente política e histórica y comenzó a actuar en función de su realidad. Todo ello se tejio con complicidades, lealtades compartidas no impuestas, respetando la diferencia y con vocación de servicio a la sociedad.

La Constitución Española fue un gran pacto. Un buen pacto, incluso para los que personalmente no creemos demasiado en las cuestiones nacionales y si en los derechos de los individuos, nos pareció correcto el reconocimiento y el respeto conceptual y terminológico de “nación” y “nacionalidad”. Tanto es asi que no entenderíamos que hoy, varias décadas después de aquel gran acuerdo, pudiera producirse un rebobinado al respecto. Sería un gran error, un terrible error por lo que conllevaría de rompimiento, de desconfianza.

Dicho lo dicho y ante la discusión que hoy ocupa páginas y más páginas en los periódicos se nos pregunta:
¿ A quién se debe el Presidente Montilla?
La respuesta es de manual: José Montilla se debe al país, al gobierno que representa y responde a la lógica política que le ha llevado hasta donde está.
¿Qué lógica?
Pues muy sencillo: la que emana de una lectura abierta y positiva de la Constitución Española. Ni más ni menos que la practicada desde hace décadas hasta el día de hoy.
¿El President acata las leyes?.
Sin duda, pero también constata las consecuencias que implicaría, para toda España, una involución en la interpretación dela Constitución, de nuestra Constitución.