ARTUR MAS : APRENDIZ DE ALQUIMISTA
Artur Mas: del humo a la materia
Cuando aún no se han apagado los ecos del debate congresual sobre la crisis económica celebrado en Madrid, comienzan a oirse los primeros compases de la versión catalana que tendrá su momento en el Parlament de Catalunya. Será menos espectacular, seguro, pero promete no estar exento de su morbo particular. Veamos. El Presidente de la Generalitat, José Montilla, fue el primer político español que llamó a la crisis por su nombre. Lo hizo de forma pública y en voz alta, sin remilgos ni subterfugios. El Gobierno de la Generalitat catalana también fue el primero de los autonómicos en arbitrar medidas contra el paro, crear incentivos para las empresas e impulsar planes ocupacionales y formativos para los jóvenes. No en vano es la Generalitat la Administración periférica del Estado que más invierte en el combate contra la crisis; más del 31% del total estatal. Pues bien, va a ser en esas coordenadas donde se van a medir al respecto, el próximo miércoles dia 24, las diferentes formaciones políticas del hemiciclo. De partida Artur Mas lo tiene mal. Deberá dar explicaciones convincentes y razonadas acerca de su actitud distante, cuando no agresiva, ante la acción del gobierno tripartito. No deja de ser contradictorio, a los ojos de la opinión pública, que Duran Lleida tienda la mano al PSOE en Madrid, ejerciendo de hombre bueno y , en cambio, su coalición en Catalunya asuma un rol “pepero” y desabrido. Es probable que la valoración positiva respecto a Duran Lleida de algunos medios, analistas y agentes sociales y su labor en el Congreso de los Diputados proyecte una larga sombra sobre Artur Mas. Todos sabemos que en una comparativa, y el en el terreno de la responsabilidad, el líder convergente siempre ha perdido ante el modus operandi de Duran i Lleida. CDC siempre aparece como una formación más irreflexiva e irresponsable que Unió Democrática de Catalunya. Pues bien, en esta atmosfera contaminada por el reciente debate español el líder de la oposición catalana no tendrá otro remedio que esmerarse. ¿Por qué?. Por varias razones. La primera la ya apuntada: el contraste de actitudes con Duran i Lleida y su “colaboracionismo” respecto al demonio socialista que encarna Rodríguez Zapatero. La segunda: para hallar un discurso concreto, propositivo, solvente y creíble que no amanezca contaminado, pringado, de tacticismo electoralista.
CiU se ha caracterizado, a lo largo de esta legislatura, por sus indefiniciones y bandazos respecto al tema soberanista, pero también por una oposición estridente e histriónica que protagoniza, como nadie, Oriol Pujol y su “pinyol”. Artur Mas ha jugado una y otra vez a la crítica generalista, a denunciar los efectos perversos de la crisis económica y los supuestos fallos del gobierno en todas sus conselleries. CiU ha fustigado, sin piedad, los departamentos capitaneados por IC creyendo, así ,golpear el eslabón más débil del sistema montillista. Tanta inconcreción, tanto diletantismo, le ha permitido a CiU navegar en la superficialidad pero, tarde o temprano, llega la hora de la verdad. Por ejemplo: la vieja estrategia de Felip Puig consistente en exigir un avance electoral hay que interpretarla tan solo como un intento de persistir en la ambigüedad política calculada que conviene y caracteriza el discurso convergente. Se trata de algo tan simple como hacer correr el tiempo para que no haya tiempo para la definición.
El debate sobre la crisis del próximo miércoles es el primer Mihura que deberán lidiar los nacionalistas. Artur Mas está obligado a pasar de la inconcreción , del humo, a la materia. El tres veces repetidor Artur Mas deberá mojarse como nunca y situar en el debate sus propuestas concretas acerca de la crisis. ¿Piensa abaratar el despido? ¿Considera que hay que retocar las pensiones? ¿Pretende disminuir el gasto público? etc.etc. He ahí el quid de la cuestión. En definitiva, decidir sobre quiénes y cómo debe gestionarse este complicado momento histórico.
El president, José Montilla, acude al debate con una apabullante y extensa hoja de servicios. Artur Mas subirá a la tribuna parlamentaria ejerciendo de mal alquimista, intentando que todo lo gaseoso de su discurso -de su humo- se convierta en materia susceptible de ser tocada y aprehendida por los ciudadanos. Lo fácil en política es generar humo y difuminar las formas de la realidad. Lo difícil es concretar contenidos y políticas positivas eficaces y eficientes. Duran como actor en el Congreso de los Diputados de Madrid puede llegar a representar Hamlet, pero su socio en Catalunya no pasa de simple diablo en los “Pastorets”.
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