El blog d'en Joan Ferran

20.2.13

YO ABDICO, TU ABDICAS, EL ABDICA....¿NOSOTROS ABDICAMOS?






DIOS, PATRIA Y REY

En marzo de 1837, cerca de la bella Donostia, las tropas carlistas infringieron una severa derrota al ejercito cristino. La batalla tuvo lugar en las inmediaciones del monte Oriamendi. Tras el descalabro de las tropas liberales los combatientes carlistas se apoderaron de las armas y enseres de sus adversarios. Entre el botín obtenido apareció la partitura musical de una marcha militar carente de letra compuesta por un inglés y, seguramente, destinada a glosar la esperada victoria de los cristinos. No fue así y los vencedores, partitura en mano, decidieron endosarle una letra para la ocasión. La Marcha de Oriamendi acababa de nacer para ser modificada unas cuantas veces hasta su versión más conocida y cantada. La primera estrofa del himno recogía los elementos centrales del viejo carlismo: “Por Dios, por la Patria y el Rey”… Esta triada que combina religión, nación y corona a lo largo de la historia no ha sido exclusiva del tradicionalismo español. Otros movimientos dinásticos, o monárquicos, se han amparado en ese trípode ideológico.
Pero el tiempo fluye y las sociedades cambian. Los tercios requetés vencieron en múltiples ocasiones durante la guerra civil hermanados con falangistas y monárquicos. Cierto, vencieron, pero hoy todos ellos son reliquias de un ayer que no va a volver.
Respecto a lo de: “Dios, Patria y Rey” las cosas no parecen pintar demasiado bien. Los gestores de los intereses divinos en la tierra andan a la greña después de que el mayordomo de su Santidad se hiciera famoso en televisión. La curia se mueve e intriga; el Papa dimite mientras corren ríos de tinta acerca de los intereses económicos y financieros del Vaticano y la mácula de los pederastas aún genera conflicto… Respecto a la Patria no me negarán que hay confusión y opiniones para todos los gustos. No faltan los que la sueñan universal ni los que la quieren europea. Los hay que la quieren cañí y otros, en cambio, casi de patio particular... Eterno e inacabable este debate desde tiempos de Renán hasta nuestros días. ¿Y Rey? Esto de la monarquía también pinta fatal. Al deterioro físico propio de los percances “deportivos” y la edad del Jefe del Estado hay que añadir ahora el descrédito que afecta a la institución tras el escándalo de los negocios de parientes y allegados.
Hay quien habla de relevo, de abdicación Todo es opinable, pero sería una ingenuidad no contemplar que, junto a la exigencia popular de cambios políticos en profundidad, también está en auge un sentimiento republicano de nuevo cuño. A día de hoy el “Dios, Patria, Rey” del viejo Oriamendi está fuera de lugar pero quizás también lo están las nuevas acepciones de esa triada.