SR.PUJOL, LA NOSTALGIA NO ABSUELVE.
Cualquier tiempo pasado fue mejor decía, el poeta Manrique. Y bajo esa filosofía sus colegas convergentes le montaron un homenaje al ex president; eso si, vestido de balance histórico. El viejo pujolismo hoy pena, transita entre el desasosiego y la zozobra provocada por los despropósitos de sus herederos y los vaivenes de Carles Puigdemont. Necesita reconfortarse, recordar un pasado que le fue dulce y provechoso. Muchos de los asistentes al homenaje al patriarca, y señora, hicieron de la nostalgia un bálsamo reparador. Ahí se citaron desde los amigos de Duran Lleida hasta los tránsfugas socialistas que mamaron del néctar convergente. Aquellos que le sirvieron y veneraron tienen derecho a rememorar ese pasado, faltaría más.
Ahora bien, desde el más profundo respeto a las personas y a lo positivo –siempre hay algo positivo en las obras de gobierno- de esa etapa histórica, permítanme que exprese mi perplejidad por el evento.Aun resuena en el aire el eco de la herencia del abuelo Florenci y los tejemanejes de la banca andorrana, aun no se ha reciclado el plástico de las bolsas que portaban billetes de quinientos euros, Oriol aun no ha pasado la ITV y aun…
Quizás peque de antiguo, pero un servidor de ustedes es de los que cree que conviene guardar un tiempo de luto razonable. Y aquí, alrededor del clan de los Pujol, no se ha respetado el duelo suficientemente. No soy nadie para enjuiciar al ex presidente ni a su prole; no tengo datos ni medios suficientes para anatemizar a nadie. Claro que no, pero me cuesta comprender el cambio de discurso, y de ánimo, de algunos de los suyos que lo abandonaron en tiempos difíciles y hoy lo homenajean. A veces pienso que volver al padre, en el cosmos nacionalista, no deja de ser un síntoma inequívoco de rechazo a un presente que no gusta.
Jordi Pujol marcó una época, y seguramente sus políticas han marcado el pensamiento -y los sentimientos- de varias generaciones. Es evidente, ahora bien, soy de la opinión de que su obra debería ser valorada dentro de unas decadas, no hoy. El tiempo necesario para que la pasión y lo inmediato no influya en el analista.
Jordi Pujol seguramente estará eternamente agradecido a las personas que se conjuraron para rendirle homenaje. Lógico y humano pero yo, que él, hubiera rehusado un acto de esas características confiando en que la historia me absolvería y no la nostalgia.
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