El blog d'en Joan Ferran

25.3.18

CUIDADO CON LAS PALABRAS Y SUS CONSECUENCIAS...




FORCES D’OCUPACIÓ? 



La televisión pública catalana ha retrasmitido un montón de veces los incidentes que tuvieron lugar en los chaflanes lindantes a la Delegación del Gobierno de España en Barcelona. En las imágenes se oía de fondo como un grupo de jóvenes encapuchados, y algún que otro sénior despistado, gritaban hasta la extenuación: ‘Fora les forces d’ ocupació’. Confieso que me inquieta ese eslogan. Lo considero injusto, y es más, creo que contiene una gran falacia que, junto a otras muchas, están poniendo a este país de los nervios. 
Los mossos de escuadra, la guardia civil y la policía nacional son cuerpos de seguridad de un estado democrático, y obedecen directrices emanadas de jueces o de autoridades electas democráticamente. No son otra cosa, cumplen órdenes. Ese insulto-eslogan reproducido hasta la nausea en televisión, más allá de la intención de herir, encierra el embrión de una idea terriblemente perversa. Sí, aquella que en el fondo justifica el recurso a la violencia contra el uniformado al considerarlo ‘ocupante’ y, por tanto, susceptible de ser agredido, capturado o eliminado sin consideración alguna. No lo olvidemos, las palabras tiene su carga emocional y su pólvora. Las policías de nuestro país, todas, están al servicio de la democracia. Nada las asemeja a cuerpos militares o policías de otras épocas y lugares. Algunos de los que han jugado a reescribir la historia a su conveniencia, pretenden ahora fabricar una atmósfera irrespirable vendiendo al mundo que vivimos en un país lúgubre bajo los designios de un puñado de desalmados. Para justificar las acciones de un credo en apuros cualquier excusa es buena, cualquier decisión jurídica o política deviene arbitraria. Oímos predicar que el estado español es autoritario, exterminador y vengativo. Observamos, día tras día, como un puñado de imberbes resucitan a Franco, la dictadura y el estado de excepción. Nos hablan frívolamente de exilio y de presos políticos sin saber de lo que están hablando ni haberse leído el impecable auto -Francesc De Carreras dixit- del juez Llarena. Lamentable tanta ligereza y banalidad argumental. 
Conozco personalmente a Josep Rull y a Turull. Compartí escaño con ellos en el parlamento catalán y deseo, sinceramente, que alguien encuentre una salida feliz a la situación creada. Lo deseo para ellos y también para Cataluña y España. Ahora bien, hago mías unas afirmaciones de la profesora de derecho constitucional, Argelia Queralt, en las redes sociales. Decía: ‘Las personas que ahora huyen decidieron conscientemente desatender el ordenamiento jurídico (incluyendo leyes estatales, catalanas, decisiones del Tribunal Constitucional y los derechos de la ciudadanía. Ahora deberían acatar las consecuencias’… Sí, amigas y amigos, fueron muchas y múltiples las advertencias lanzadas tanto en sede parlamentaria como mediante los mensajes emanados desde el ámbito de la justicia. Hoy urge reparar el desaguisado; de acuerdo, pero eso no se logra incendiando contenedores, ni obstruyendo la vida cotidiana, ni golpeando la economía del país. Ojito pues con romper aun más la convivencia insultando a nuestras policías llamándolas fuerzas de ocupación, calificando de traidores a los discrepantes o llamando a la algarada. Tomen nota pues los agitadores de salón y los guardianes de las esencias. Nuestras fuerzas de seguridad actúan bajo el manto protector de la democracia. Las fuerzas de ocupación a las que aluden solían emplear unos métodos que, muchos de esos pequeño burgueses vociferantes, no pueden ni llegar a imaginar.