ELSA ARTADI, LA MUJER 10
Es la mujer situada en el número diez en la lista electoral de Junts per Cataluña. Se llama Elsa Artadi. Muchos ya la conocen merced a su sobreexposición mediática en las emisoras soberanistas del país y en la tele del sistema. Diputada, portavoz del grupo parlamentario y lugarteniente de Carles Puigdemont en tránsito permanente desde la Corte del Mejillón a los cenáculos de ‘terra endins’. A la señora Artadi no le duelen prendas. Las suyas no son de mercadillo ni están compradas en Humana. En un oulet de marca quizás sí, no lo discuto. Y es que el abrigo de Elsa, paseado y fotografiado en la manifestación de Bruselas, es de Moncler. Poca broma, su precio en catalogo ronda los 1100 euros. Apostaría doble contra sencillo que no es prestado ni de segunda mano. Total ese modelo, el Orophin, es mucho más económico que el Malus de la misma marca que ya ronda los 1400 euros. Nada que objetar, cada uno gasta su dinero como quiere. Elsa Artadi va y viene de Bruselas constantemente. Su indumentaria debe estar en consonancia con el clima, faltaría más, pero también con el pijerio que se gasta la derecha flamenca y la catalana. La colonia del país en el auto exilio no puede desentonar. Los catalanes somos europeos, casi daneses, amantes del diseño y las vanguardias. Eduard Pujol no da el pego y Elsa, en cambio, sí.
Dicen que la lugarteniente preferida de Carles Puigdemont es lista, con estudios y doctorados. Cuentan que ideó esa lotería que toca poco, que hemos llamado ‘La Grossa’, y que se mueve, preferentemente, por un barrio ‘bien’ de la ciudad condal. Advierten los entendidos y documentados que puede ser el comodín y la clave que resuelva los enigmas de la investidura… ¡Uf! A un servidor de ustedes, progre impenitente resucitado de cien batallas, no le acaba de hacer tilín ese glamur de zona alta, ni ese afectado entusiasmo que transmite en sus intervenciones públicas como portavoz parlamentaria. Ya sé que es una mujer 10 suficientemente preparada pero sostengo que a los de la corte belga, independientemente de su género, les pierde el aura pija que les envuelve. Sospecho que sus orígenes de clase -siempre Marx en el subconsciente- concuerdan con su ‘posición de clase’ y eso no puede ser bueno para los curritos y el pueblo llano.
Afirman los enterados que Artadi se fue y volvió, que levanto ampollas en el PDeCAT, que es el plan B de un sector del secesionismo y lleva adosado un Conseller en Cap para ERC… Y el culebrón sigue ahí, a la espera de la piedra filosofal que cubra las vergüenzas de unos y otros. Patético.
Muchos articulistas, opinadores de tres al cuarto y políticos de toda condición sostienen con vehemencia que urge recuperar las instituciones y la normalidad estatutaria. De acuerdo, no lo discuto, pero mientras los liantes intentan salir del lio la ciudadanía comienza a preocuparse por el contenido y la orientación política de lo que pueda llegar. Y ustedes me perdonaran pero uno tiene derecho a sospechar que en el terreno económico, político, social, educativo y cultural continuaremos sufriendo la gestión de siempre: la de los usuarios de los Moncler, la de gente con alquileres millonarios, la de los amantes de viajes a cargo del erario público, etc.
Así las cosas aunque no se lleve, y ante tanto color amarillo, a los viejos roqueros nos sale un lacito rojo del fondo de nuestra alma zíngara.
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