El blog d'en Joan Ferran

23.2.18

CONSEJOS INOCENTES A LA COMPETENCIA






YO,QUE ELLOS,JUGARÍA A JORDI CAÑAS






 Jordi Cañas es un personaje peculiar, no pasa desapercibido, no deja indiferente. Su barbita recortada nos recuerda a aquellos diablillos del guiñol que, para goce de niños crueles, recibían palos a mansalva en los espectáculos infantiles. En la vida real, en la de carne y hueso, algunos ‘amigos’ y enemigos, correligionarios y adversarios también, blandieron contra él trancas untadas de brea. Quisieron mancharlo y quemarlo pero no lograron salirse con la suya. La conspiración no funcionó y, limpio de tanta mierda arrojada, hoy cabalga de nuevo para regresar sin ira a la escena política. Él, su familia y amigos estamos contentos porque, a veces, la justicia restituye el honor de los ofendidos y deja la mezquindad de los miserables a la intemperie. Fue una víctima más, como cuenta Ramón de España, del ‘fuego amigo’ y del liquidacionismo. La estética de Jordi Cañas es la de un tipo normal y eso, hoy en día, es un mérito a tener en cuenta. Suele combinar el traje serio con ropa desenfadada sin caer en el pijerío de los modernitos –progres, o no tanto- que han aterrizado en la política. En el Parlament el postureo nunca fue lo suyo, tampoco la camiseta cara con mensajito, ni la retórica alambicada e hipócrita de la cortesía parlamentaria. Habla claro y sin doblez orteguiana. La charla con Jordi suele ser apasionada, diversa, sugerente y no exenta de polémica. Los que le conocemos bien, y compartimos con él escaño y platós de televisión, sabemos que tras la excitación habitual que genera la discrepancia, este hombre supura nobleza y buen rollo. 
Y todo esto lo dice un servidor de ustedes que no es correligionario de Jordi Cañas, pero si un colega que no le retiró el saludo ni la compañía en los momentos duros. Otros lo hicieron. Jordi Cañas, a diferencia de muchos burócratas apoltronados, esta ‘al loro’; lee, se recicla, se interesa por la literatura y la vida cotidiana, recomienda libros y frecuenta tertulias culturales. Aun recuerdo una calurosa tarde de primavera en la que me taladró con las tesis que George Steiner expuso en su obra: Nostalgia del Absoluto... Es más, les diré también que es un tipo valiente, con agallas, capaz de plantar cara en plena calle a provocadores un palmo más altos que él sin arrugarse. 
En resumen: Jordi Cañas es un cuadro político de nivel que, tras estar en barbecho forzado, merece volver a primera línea de combate. Por todo ello van a disculparme ustedes una injerencia en un partido que me es ajeno, que respeto, pero al que me atrevo a sugerir que proponga a Jordi Cañas como alcaldable por Barcelona. A Cañas no le va a gustar mi osadía al respecto; pido excusas por ello, pero les aseguro que sería un buen antídoto contra el aburrimiento colauita y el sermoneo secesionista. Con él en liza el interés ciudadano y el debate estarían garantizados. 
 Aviso a navegantes y apparatchiks zorronglones: Un servidor no ha cambiado de escudería pero yo, que Cs, colocaría a Cañas de candidato.