El blog d'en Joan Ferran

5.3.18

TABARNIA ....






TABARNIA TIENE PODER


 No quisiera ser cruel pero desde los tiempos de Gil y Gil, o de Ruiz Mateos, la política en España no había estado sometida, como hoy, a la extravagancia y al ridículo. Carles Puigdemont ha hecho del esperpento su hoja de ruta. Él y su gente han estirado el procés como si fuera un chicle. Mascan y mascan compulsivamente intentando sacar jugo a una golosina que ya no da más de sí. Se acabó el aroma y también el sabor. La masticación intensiva sólo consigue debilitar aún más las encías de un país que está hastiado de tanta ópera bufa. Puigdemont confesó su derrota, vía SMS, a Toni Comín, pero sigue pedaleando en un intento desesperado por lograr que alguien le cubra de honores y financie el palacete de Waterloo. La Corte del Mejillón que le acompaña prefiere antes un salto al vacío, que no un ejercicio de sensatez. Todos intuimos que el procés está muerto, no así sus epígonos y compañeros de viaje que intentarán una reedición más ‘trabajada’ del mismo. Ustedes me dirán que hay miles de ciudadanos catalanes con chapitas y lacitos amarillos, y que un par de millones votan candidaturas secesionistas; cierto, aunque a muchos de ellos les mueva el sentimiento más que la razón. Aunque muchos de ellos ignoren, o prefieran ignorar, que la economía catalana se debilita por momentos y la sociedad sufre fractura mientras se tergiversa la historia. A pesar de todo convendrán conmigo que los otros somos más, que algo se mueve en este país sin el beneplácito de los gurús independentistas ni de su sectaria y disputada televisión. Recientemente miles de personas se congregaron pacíficamente en Barcelona para darle un corte de mangas al procés. Son ciudadanos saturados por el tema independentista, hartos y cansados de tanta parafernalia patriótica y de tanta agresividad contra el discrepante o el disidente. Cansados de sentirse tratados como individuos de segunda y, en algunos casos, como traidores a no se sabe bien qué, han reaccionado festivamente, han salido a la calle. La respuesta al esperpento nacionalista ya está aquí y ha venido para quedarse. Tabarnia tiene poder y simpatía. Poco importa que la Guardia Urbana diga que eran sólo quince mil; la corriente es de fondo y no ha hecho más que empezar. Tabarnia emplea la ironía y la sátira sana como sus mejores argumentos. Boadella, con la caricatura y la parodia, deja en evidencia la liturgia y el filesteísmo de los próceres del separatismo. Decía Platón: “Muchas veces ayudó una broma donde la seriedad solo producía oposición”. Excelente reflexión la del filósofo, que pario ‘La República’, para partidos y líderes políticos de toda condición.