LOS 24 HORAS
Saltó la chispa y prendió la polémica. Un supermercado sin licencia, ni permiso de obras, se instaló el pasado verano en los bajos de la Casa Heribert Pons, un histórico edificio modernista de la Rambla Cataluña. El inmueble en cuestión forma parte del catálogo del patrimonio de la ciudad y está declarado bien cultural de interés local. El Ayuntamiento de Barcelona abrió expedientes sancionadores y ha dispuesto al respecto una orden de cierre del establecimiento. Perfecto. Pero, por desgracia, no estamos ante un desaguisado puntual sino ante una problema de fondo no resuelto. Los supermercados 24 horas están colonizando el centro de la ciudad, ocupan locales singulares e introducen una estética multicolor poco acorde con el entorno. Lejos de ser negocios de proximidad están creados de cara al turismo. Una muestra de lo que les comento la encontrarán contemplando la Casa de Cervantes ubicada en el Paseo de Colón número 2. Este antiguo y bello edificio que data del siglo XVI es ahora un museo dedicado a la vida y obra del autor de El Quijote. Cuentan los eruditos que Miguel de Cervantes llegó a Barcelona en 1580, después de un período de prisión en Sevilla. Se cree que durante su estancia en la ciudad vivió en esta casa. El museo también alberga exposiciones temporales relacionadas con la literatura y la historia. Pero ¡Ay! Como en otros puntos de la urbe, un cartel de letras blancas sobre fondo rojo desluce el conjunto, en la planta baja del inmueble hay un supermercado de conveniencia.
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