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La Vanguardia.La fuerza hegemónica en el Ayuntamiento de Barcelona desde que en 1979 se celebraron las primeras elecciones democráticas, el PSC, ha reestructurado su presencia en el cartapacio municipal obligada por el nombramiento de Ferran Mascarell como conseller de Cultura. El movimiento se completó ayer con el relevo de dos veteranas concejales, Marina Subirats y Núria Carrera, que serán sustituidas por Sara Jaurrieta y Montserrat Sánchez, y apunta hacia una renovación de las personas y al acceso de las nuevas generaciones a puestos de mayor responsabilidad. Éste es el caso de la emergencia de dos políticos apenas recién llegados a la cuarentena, Jordi Hereu y Carles Martí, a los que el alcalde Joan Clos ha designado para destacadas tareas como la de portavoz municipal y la de concejal de Cultura. Reconocida en ambos una gran capacidad de trabajo, es su juventud lo que más llama la atención, puesto que alcanzaron la mayoría de edad después de la Constitución y por lo tanto son políticos formados en plena democracia. Sin embargo, cuentan Hereu y Martí con una larga experiencia de militancia en el PSC, donde han alcanzado cargos de responsabilidad. El primero es viceprimer secretario de la Federació de Barcelona, y Martí es miembro de la ejecutiva nacional. Tanto uno como otro han desempeñado funciones de gestión con notable acierto, no exento, por supuesto, de polémicas y críticas. En el haber de Hereu, como concejal de Movilidad, está la puesta en marcha de la zona verde, mientras que el nuevo concejal de Cultura ha presidido la concejalía de Ciutat Vella en un momento particularmente difícil, por la masiva llegada de inmigración y del turismo y por haber tenido que luchar contra la ola de incivismo del pasado verano. En estos 27 años de democracia municipal no es el primer relevo de la generación llegada al primer Ayuntamiento, pero sí es el primero que se practica en pleno mandato y que señala una pretensión de cambio generacional. Si Jordi Hereu o Carles Martí serán a la larga quienes habrán de suceder al alcalde Joan Clos lo dirán el partido, el tiempo y las urnas. Pero el primer paso, necesario, ha sido dado.
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