El blog d'en Joan Ferran

13.11.06

Aquelarre catalan o español

Article ASSUMPTA ROURA a la VOZ DE GALICIA

SE DICE que una persona es adulta cuando ha alcanzado el grado de responsabilidad suficiente para conocer el riesgo que comporta cualquiera de sus decisiones y acepta sus consecuencias. La responsabilidad requiere de un aprendizaje y de una correcta educación en este sentido. Lo mismo vale también para una sociedad, un colectivo o un grupo de rock. La España oficial, es decir la política y mediática en general, parece que no se ha enterado o bien ha optado porque salga el sol por Antequera. Por supuesto que desde Cataluña se ha contribuido históricamente al aquelarre general, y esta vez no iba a ser menos. Ante la confusión, cada cual puede optar por sumarse a ella con esperpéntica y ociosa retórica o por diferenciar el grano de la paja y luego ver qué queda, antes de soltar opiniones firmes que, muy a su pesar, muestran desinterés e ignorancia a partes iguales. Así, parece que tanto Zapatero como algunos del PSOE, o rezan a Santa Rita, o han de reprimir sus instintos animales por culpa de un nuevo tripartito al que temen o desprecian. Por su parte, parecería que Rajoy se está frotando las manos por la cosecha que va a sacar de más de lo mismo. Visto de otro modo: por una parte dan un Estatuto de autonomía y luego casi se desmayan al ver que se toma la libertad mínima de elegir la configuración del nuevo Gobierno que ya vaticinan catastrófico. Dentro de Cataluña, por si lo externo no fuera suficiente, los nacionalistas de CiU, llaman a papá Zapatero para que venga a desautorizar lo que ya está dicho, y casi hecho, porque a ellos no les parece bien (caso Duran), por sospechar cierta ilegitimidad en la coalición que nos ha de gobernar (Mas), o mandan a un centenar de extras a que le den a la cacerola ante el Palau de la Generalitat para que Zapatero vea en el telediario lo disconformes que estamos los catalanes ante semejante disparate salido, precisamente, de las urnas. No cabe duda de que el Gobierno de Madrid vivía mucho más tranquilo cuando se había tragado que el hecho diferencial catalán consistía en un señor llamado Pujol que los tenía acostumbrados a darles la razón a unos y otros a conveniencia propia, se dejaba nombrar español del año con todos los honores y recibía con resignación el nombramiento de cobrador del frac, mientras que en una Cataluña creciente en población, conflictos, paro, coste de la vida, etcétera, él y los suyos se dedicaban a abastecer a algunas de sus castas y a ahogar al resto en el silencio de un submundo que pretendían inexistente. Si hubo una vez un ingenioso mago que supo engañar a los distintos gobiernos gracias a sus habilidades de comerciante, hubo también unos responsables políticos que nunca se molestaron en comprobar la veracidad o autenticidad de la mercancía comprada y pagada. Ahora se extrañan porque aquel submundo que querían invisible trata de situarse en el lugar que social y políticamente le corresponde. Harían bien en escucharlo, cuando menos, antes de dictar sentencia. ¿O no estamos en un Estado de derecho?