SOBRE EL DESIERTO....
El desierto contiene propiedades terapéuticas sanadoras del cuerpo y del alma. No en vano dicen que más de un dios, y montones de ascetas, hallaron en él la felicidad, la ausencia de dolor.
El desierto es bello. Sólo los estúpidos cierran los ojos a su fuerza cromática, a su ondulado vacío rebosante de cielo y arena. Atravesar el desierto puede llegar a ser una experiencia tan ineludible como fantástica, tan cauterizadora de mil heridas como hipnótica.
Para hollarlo conviene usar calzado cómodo y una buena chamarra. Es imprescindible portar un botiquín de primeros auxilios y agua en abundancia para combatir la sed.
El desierto puede ser inmenso pero es finito. Tiene límites, principio y final; no lo dudéis. Por todo ello quizás lo más importante, antes de iniciar la andadura, sea la conveniencia de trazar un rumbo, un norte, un objetivo. Orientaos como deseéis, mediante los astros o con brújula. Marcar un punto de llegada, prever la ruta y sus etapas, medid las fuerzas y, cuando todo sea conforme, echar a andar intentando que sean muchos más los que se incorporen a la caravana.
<< Home