BONO,
Siempre he sostenido, y lo mantengo, que el Bono bueno era el cantante de U2. Aquel no desafinaba. El otro, el que hoy critica con saña al PSC, se me antoja un personaje del siglo pasado, peinadito y acicalado a la antigua usanza. Eso, un tribuno de los de antes, un actor que no se ha metido en la máquina del tiempo. Un político jubilado encallado ahí, en la retórica de los años ochenta. En sueños me lo he llegado a imaginar aguardando un ferrocarril en una estación sin railes.
Se equivoca Bono recomendando a Navarro que “abdique” alegando escasa recolección de votos en las elecciones. Si el PSC gastara malos productos lácteos podría aducir, en su defensa, que muchas de esas papeletas se perdieron merced a actitudes y comentarios como los que él (y otros) dedican a la ciudadanía.
A Bono le gusta pontificar y soltar chilindrinas edulcoradas para ganarse la simpatía del ciudadano de a pie. Nada que objetar al respecto si sus intenciones van dirigidas a la venta de libros autobiográficos, pero mucho que decir si lo que pretende es enturbiar el panorama del socialismo ibérico.
Él, y alguno que otro más, confunden interesadamente términos que son, por definición, inconfundibles. Un expresidente de las Cortes debería saber que el ejercicio de la democracia es legalidad en estado puro. Consulta no es, ni ha sido jamás, sinónimo de nacionalismo. Consultar no es fragmentar, ni partir, ni dividir, ni marchar de lugar alguno… Es, tan solo, un acto libre, un derecho de ciudadanía. José Bono debería saber, también, que en Cataluña la única alternativa coherente al independentismo –con pedigrí histórico, teórico y doctrinal- se llama federalismo. Y este tipo de federalismo ha sido democráticamente aceptado y votado hasta la saciedad en los congresos del PSC.
Pero la crítica de Bono no se ha detenido ahí. Ha llegado a afirmar, en las ondas de la COPE, que los planteamientos del socialismo catalán tienen poco de solidarios. ¡Que sarcasmo! Eso nos lo plantea, José Bono, el político español más “solidario”, comprensivo y benevolente con… el sátrapa Teodoro Obiang!
Un servidor de ustedes no ha sido jamás sospechoso de confraternizar con los postulados del nacionalismo. Ni con el de aquí, ni con el de allá. Pero ello no es óbice para poder discernir – aun a riesgo de perder- lo que es en esencia democrático y lo que no.
Bono se ha extralimitado en sus críticas al PSC y a Navarro. Proponer al PSOE que “dé la espalda” al PSC lo alinea con un Torres-Dulce que actúa de brazo armado del gobierno Rajoy. Este tipo de declaraciones no gustan por nuestros pagos, crispan y fabrican radicales. Huelen a imposición.
Las viejas guardias de las viejas políticas han de interiorizar, de una vez por todas, que es tiempo de nuevos paradigmas, de radicalismo democrático, de proximidad y participación.
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