ENTRE LA CONSULTA Y LA FICCIÓN
A los escritores de novela histórica les ha salido un competidor: los articulistas de política ficción. Los primeros nos narran pasados imperfectos plenos de intriga y aventuras, los otros tienden a dibujar arcadias felices donde el hombre –bueno por naturaleza- vivirá libre y feliz. Importa poco que el país este sumido en una gran crisis, no resulta relevante que su gobierno sea incapaz de gestionar el presente o de aprobar unos presupuestos para seis meses. No, lo importante, para alguno de estos respetados y prolíficos articulistas, es dibujar un edén en la tierra sin condicionantes ni vectores adversos de ningún tipo, sin aditivos perturbadores ni fuerzas ocultas. Eso sí, siempre es preferible leer a uno de estos columnistas de buena fe que no al vocero de turno que filtra lo que el gobierno desea filtrar, secreto o no.
Hace un par de días, sin ir más lejos, el sociólogo Salvador Cardus, predecía el futuro que aguardaba a los partidos y formaciones políticas catalanas en la ya inminente Catalunya independiente. Sinceramente, un servidor no sería capaz de tanto atrevimiento profético, ni tampoco de predecir el flujo de las mareas sociales que pueden generar el paro y la crisis. Inconscientemente, el artículo en cuestión, me envió a la mente aquellos versos del ‘Íf’ de Kipling que decían: “Si sueñas y los sueños no te hacen su esclavo”. Sí amigos, soñar es legítimo, bello y conveniente pero una sobredosis de ellos obnubila y nos transporta a un mundo no precisamente feliz por ficticio.
Pero ya que estamos decididos a diseñar futuros prefiero acogerme al artículo que publicó en El Periódico A. Gutiérrez Rubí bajo el título “Ganará quien comunique mejor”. Comunicar implica narrar, explicar, convencer, argumentar en base a un proyecto pero también a una realidad tangible y no romántico especulativa. Es por todo ello que deseo ver fijado, de una vez por todas, el escenario de la famosa consulta. Y, con él, las condiciones para que las distintas opciones puedan desplegar sus razonamientos, sus pros y contras en igualdad de oportunidades, sin favoritismos comunicacionales ni recursos gubernamentales.
El que suscribe este articulo piensa defender la opción federal para el encaje entre Catalunya y España; desea poder publicitarla contradiciendo a aquellos que menosprecian el federalismo-por imposible e ilusorio, dicen- obviando que más de media humanidad está organizada con estructuras federales y que la fórmula, en nuestro país, puede ser garantía de reconocimiento identitario, recursos económicos y reglas de juego dignas y respetadas. Paradójicamente, lo realmente difuso e inconcreto, es la denominada opción independentista. Una opción que abre interrogantes e inseguridades de toda índole por mucho que el ejecutivo de Mas, incapaz de gestionar el presente, organice un sínodo de expertos para crear la argamasa de su Ínsula Barataria.
Decía Gutiérrez Rubí en su artículo que ganará quien comunique mejor. Quizás sí, pero permítanme una afectuosa ‘boutade’. Si los socialistas optan por defender con ahínco la propuesta federal deberá cambiar de chip comunicativo. Al discurso/relato socialista le falta algo de la desfachatez y descaro del estilo Wyoming, de la mordaz ingenuidad de Jordi Evole y de la dicción alegre y fluida de Sandra Sabatés. ¡Eh! Sin olvidar el fondo serio, que de haberlo lo hay.
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