El blog d'en Joan Ferran

22.5.13

VUELVE EL "HOMBRE" DEL LABIO 'PARTÍO'






UN SATURNO LLAMADO AZNAR



Cuando Sacha Distel, allá por los años sesenta, cantaba ‘Monsieur Cannibal’, José María Aznar aun no hablaba de armas de destrucción masiva ni sabíamos quien integraría el denominado Trio de las Azores. España vivía bajo la dictadura, en pleno desarrollismo, con la esperanza de sacarse de encima el despotismo -escasamente ilustrado- del general Francisco Franco. El estribillo de la pegadiza canción repetía, una y otra vez, algo así: “Oh, Monsieur Cannibale, je ne veux pas mourir, Monsieur Cannibale. Laissez-moi partir”. Las páginas del TBO eran pródigas en dibujos donde el padre de la familia Ulises aparecía cautivo en una enorme olla, sobre las brasas, a la espera de ser convenientemente condimentado. Mientras tanto el doctor Franz, de Copenhague, nos deslumbraba con sus geniales inventos.
Sospecho que Mariano Rajoy, en sus noches de insomnio, rememora alguna de aquellas viñetas de la infancia. Intuyo que siente como el calorcillo que emana de la inquietud trepa por sus largas piernas al tiempo que, una sensación de ahogo, le oprime el esternón. Imagino que don Mariano alza los ojos al cielo encomendándose al Dios único y verdadero de las religiones monoteístas. Otea hacia allí porque en el Olimpo de los otros dioses habita Saturno. Sí, aquella deidad adorada por los romanos que devoraba a sus hijos con el fin de que estos no pudieran sustituirle en el gobierno del mundo.
  José María Aznar amaga que vuelve. Y lo verbaliza ante una España en la que no ha cuajado con fuerza – de momento- el huevo de la serpiente populista y xenófoba como lo ha hecho en Grecia, Hungría o en las villas que controlan los Le Pen. Dicen los entendidos que la fragilidad de la extrema derecha española se debe a la capacidad de cobijo del paraguas del Partido Popular. A su amparo encontramos centristas, democratacristianos, liberales, conservadores y… gentes provenientes del desguace franquista. Desde el punto de vista de la democracia mejor tenerlos ahí que en otro lugar, gracias pues. Pero, no obstante, desde lo más insondable de la caverna alguien grita: ¡Vuelve! Y el imperturbable ‘pluscuamperfecto’ Aznar medita mientras clava su hoz en las espaldas de su primogénito. Como Saturno antes de devorar.