El blog d'en Joan Ferran

30.9.13

LA 'MOVIDA' DE LEGUINA....









JOAQUIN LEGUINA PATINA

Dicen que el paso de los años permite a los humanos atesorar experiencia y sabiduría. Quizás sí pero no creo que esta afirmación sea una verdad absoluta. Hay gente a la que el paso del tiempo no le sienta bien. Más bien al contrario. Hay personajes de nuestra historia reciente que una vez desalojados del poder, o alejados de la púrpura, practican el detestable ejercicio de disparar a discreción sin ton ni son.
Con cierta perplejidad leo un artículo del expresidente de la Comunidad de Madrid, Joaquin Leguina, en el diario El País. En él dibuja una diana y allí está el PSC al que no duda en calificar como un partido cada vez más nacionalista. Tampoco se anda con chiquitas a la hora de desnaturalizar la propuesta federalista que propone el socialismo catalán. No satisfecho con ello, el expresidente madrileño, juega con las cifras y nos cuenta la progresiva pérdida de votos socialistas acaecida desde el año 1999 hasta la actualidad. Obvia, por amnesia o mala intención, que ese fenómeno ha sido y es común a lo largo de todas las Españas y parte del extranjero. Pero mi perplejidad alcanza el grado superlativo cuando osa atribuir la paternidad de determinado federalismo disolvente, insolvente y criptonacionalista a Zapatero y Maragall.
A mi modesto entender el artículo de Joaquin Leguina rezuma resentimiento, amargura y rencor. Su análisis consiste en una mezcla confeccionada a base de medias verdades con un aderezo de tópicos más propios del rancio nacionalismo español que no de una mirada desde la izquierda renovadora. ¡Los discursos de los nacionalistas –de aquí y de allá- y de Joaquín se parecen tanto! Sus palabras suenan más a imposición mamporrera de una sacrosanta y congelada Constitución española, que no a defensa de una carta magna abierta, incluyente y renovable. La venda que cubre los ojos de Leguina es la misma que la que enmascara el rostro de Mariano Rajoy. Su textura está zurcida con una hechura anticuada, vieja, gris. Leguina sabe, o debería saber, que el republicanismo federal forma parte del patrimonio político de la izquierda progresista de este país desde medianos del siglo XIX. Debería saber que ensayó su propuesta política en una España que seguramente no estaba preparada para ello. Cantonalistas, monárquicos, conservadores y carlistas la machacaron. Leguina debería recordar que hubo personajes dignos como Estanislao Figueras y Francesc Pi Margall. Por cierto, este último elogiado en los textos de Frederic Engels. El ex de Madrid debería apreciar, también, que durante la Segunda República Española fueron muchas las voces del republicanismo federal las que se alzaron en defensa de la democracia y la libertad. Debería…
Ni Zapatero, ni Maragall, ni Rubalcaba, ni Navarro han inventado el federalismo. Si el federalismo emerge hoy de nuevo ante la locura de los intransigentes de uno y otro bando, ante el neocentralismo de otros y el aventurerismo de unos terceros, debe ser por alguna razón. Mal que le pese a Leguina federalismo implica pacto, síntesis y acuerdo. El PSC defiende eso a pesar de –y eso es verdad- la posibilidad de perder plumas en el intento. Lo hace con valentía porque históricamente está obligado a ello; porque ha sido uno de los grandes partidos que, durante más de treinta años, ha garantizado la cohesión social de este país y debe seguir haciéndolo.
 Y todo ello a pesar de personajes como Leguina y unos cuantos más de cuyo nombre no quiero acordarme.