¿QUIEN DEFIENDE A LA POLICIA?
No andaba falto de razón el ilustre Honoré de Balzac cuando afirmo que “los
gobiernos pasan, las sociedades mueren, la policía es eterna”. No es mi
intención discutir los motivos que llevaron al novelista francés a escribir esa
cita, ni tampoco hurgar en debates sociológicos. No, pretendo, tan solo, señalar
como ‘eterna’ la duda acerca de las actuaciones de algunas policías democráticas.
Cuestionamiento que podría aceptar en pensamientos y ambientes de corte ácrata,
o anti sistema, pero no tanto entre sectores que participan en el juego democrático
parlamentario. En nuestro país el debate acerca de los cuerpos de seguridad y sus
actuaciones ha devenido realmente eterno y recurrente. Nunca acabamos de pasar página,
siempre renace con un brío inusitado cuando un incidente da pie a ello. Lamentablemente
regurgitamos miedos y temores. Parece como si la larga noche de la dictadura
aun nos atormentara con sus sombras.
Voy a andarme con cuidado. Hay tanto desalmado y cretino suelto por el
mundo que uno ha de vacunarse antes de opinar y soltar unas cuantas premisas “a
priori” como escudo. A saber: Si un miembro de las fuerzas de seguridad se
excede en sus funciones debe ser corregido y sancionado. Si un policía transgrede
la ley o atenta a la dignidad de la persona debe ser convenientemente
reprendido. Si un mosso de escuadra se extralimita en sus funciones merece ser
castigado. ¡Faltaría más! Vivimos en democracia y es obligación de todos los
ciudadanos defender derechos y libertades. Ahora bien quiero contarles algo. No
hace demasiados días fui testigo de insultos, agravios e incluso agresiones a un
grupo de mossos. Comprobé que los agentes aguantaban estoicamente el chaparrón
con una paciencia oriental. En aquellos instantes una pregunta simple, quizás sin
respuesta, me vino a la mente: ¿Quién defiende
a los mossos?
Reconozco que no tengo suficientes elementos de juicio para analizar el
incidente que ha concluido con la muerte de un empresario en la calle de la
Aurora. Considero que si algo se hizo mal debe ser castigado con severidad porque
garantizar la vida y la seguridad de las personas es lo principal. Dicho esto
considero que no es de recibo vilipendiar, denigrar y ofender a un cuerpo de policía
democrático al servicio de los ciudadanos y a las órdenes de gobiernos
legalmente constituidos. No es justo porque corremos el riesgo de reblandecer negativamente
el principio de autoridad que vela por nuestra seguridad como ciudadanos. El ‘eterno’ cuestionamiento del cuerpo de mossos de escuadra, a mi modesto
entender, es un flaco servicio a la ciudadanía. Algunos de los que hoy
interesadamente arremeten contra él, intentando sacar rendimiento político, podrían
preocuparse -por ejemplo- en conseguir armillas para evitar peligros
indeseables. Esos mismos también podrían hacer un esfuerzo para comprender el
nivel tensión y estrés al que se ven expuestos muchos agentes en sus
intervenciones, etc.
¿Justicia? Sí, claro que sí, con transparencia y castigo ante la transgresión;
pero soporte, comprensión y consideración para unos servidores públicos que por
disciplina y decoro muchas veces callan. Y es que a veces algunos solo apuntan
a las extremidades cuando es sabido que las órdenes surgen de la cabeza.
<< Home