NI AVESTRUCES NI ESPABILADOS
Esta vez no vale la táctica del avestruz. El PP ha ganado las elecciones en España y ERC lo ha hecho en Cataluña. La gestualidad y el verbalismo radical de los talibanes que mandan en CiU han derivado votos convergentes a las cuentas de los republicanos; estos ha obtenido el 23,6% de los sufragios (549.052), mientras los chicos de Artur Mas cosechaban el 21,8% (548.640). Pero no despistemos. Es una evidencia que el PSC solo ha recaudado el 14,2% de las papeletas escrutadas (358.465) veinte puntos menos que en el 2009, e Iniciativa- empeñada en fagocitar socialistas desencantados- se ha tenido que conformar con un discreto10,2% (258.476). Casi un empate con un PP en apuros. Algún articulista ha calificado a IC como: “hoy referente de la tradición de izquierdas”… ¡Cuánto voluntarismo hay por el mundo de los escribas! En la foto faltan los 158.000 votos de Ciudatans , los 117.056 de Podemos y los 32.000 de UpD…
Visto lo visto tan absurdo es aplicar la táctica del avestruz, negando evidencias, como la del listillo espabilado, empeñado en sumar votos alegremente, afirmando que el 55% de los catalanes está por la ‘consulta’ y, consecuentemente con ello, simpatizan con la secesión. Error del avestruz y suspenso en matemáticas para el espabilado. Veamos; en unas elecciones donde el soberanismo ha puesto todo su empeño en plantearlas como un mensaje inequívoco a Europa no llegar al 50% de participación es, a mi modesto entender, un fracaso. ¿O no sabemos contar? Con respecto a las últimas autonómicas, celebradas hace 18 meses, CiU y ERC pierden 472.000 votos. Algunos de los sonrientes entusiastas de la noche electoral deberían reflexionar. Entre el ji-ji y el jajá de los patriotas y los detractores del bipartidismo algunos obvian que en Europa se ha colado mucha irracionalidad de extrema derecha y de extrema izquierda. Al igual que debe reflexionar un PSC sobre el que han caído recientemente las siete plagas de Egipto. A saber: el desgaste de los gobiernos Zapatero y Tripartitos, los casos de corrupción, las disputas internas, el acoso de algunos medios de comunicación, el transfuguismo, la ambigüedad mal entendida y peor calculada y la renuncia a parte de su ADN original. Y lo peor es que alguna de estas plagas amenaza con regresar.
En resumen: El nivel de abstencionismo persiste, el bipartidismo está tocado, Artur Mas sobrevive más cautivo que antes, el secesionismo sigue enlatado donde estaba, los pequeños crecen y hacen ruido mientras Europa aparece cada vez más compleja… ¿Y la ‘centralidad’? Pues de momento sin padre ni madre.
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