EL VENENO DE LAS PALABRAS
¡Qué nivelazo! Mientras la corrupción trepa como la hiedra hasta las más altas cúpulas institucionales del poder político Mas y Rajoy, Rajoy y Mas, juegan con el veneno de las palabras. El presidente español tilda de mezquino al catalán. Lo acusa de complicar la vida al funcionariado de la Generalitat –al que aún se adeuda la paga de Navidad- induciéndole a cometer actos de sedición. El presidente catalán replica al español, en el Parlament, insinuando cobardía política. ¡Faltaría más! Critica a don Mariano que se ampare bajo las faldas y el cinturón de castidad del Tribunal Constitucional para desmantelar la ‘performance’ del 9N. Solo falta que le llame ‘maricomplejines’ para continuar con el nivelazo. Pero eso no es todo. Al Conseller de presidencia, Francesc Homs, también le va eso del veneno de las palabras metafísicas y esotéricas. Elucubra:
¿Cómo se puede prohibir, porque se ve, algo que no es? ¿Cómo se puede ver algo que no es, pero parece ser y está ahí? ... ¡Ni Heidegger!
Mientras el país camina, sin vitaminas, hacia la anemia algunos pugnan por adelantar la temporada de la siega y llenar, así, su despensa y granero. Tienen prisa, mucha prisa. Justifican su diligencia aduciendo que el pueblo arde en deseos de fiestas multicolores. Mienten como bellacos. Temen que gentes de otras parroquias, e Iglesias, con hoces y sin banderas se apresten por sorpresa a la recolección para pasmo de los clásicos.
La hiedra corrupta no entiende de identidades, lenguas ni patrias. Se mete por cualquier resquicio chupando energías, debilitando cuerpos sanos, enajenando voluntades. Mientras ello ocurre los presidentes, o los aspirantes a serlo, siguen traficando con el veneno de las palabras. Deambulan atentos a las cámaras, preocupados por el grano, el hórreo y la masía; sobreviven prisioneros de soflamas, mantras y promesas incumplidas.
Estamos cansados de tanta decadencia.
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