¿ESTÁ MARCHITA LA SOCIALDEMOCRACIA?
Un servidor de ustedes no va a cometer la temeridad de negar las evidencias. Sí, es cierto, la socialdemocracia como proyecto político no pasa por su mejor momento. Dicen los entendidos que no ha sabido adaptarse a los cambios económicos y sociales generados por la globalización y la crisis. Quizás sí, no lo discuto. Pero a uno comienza a parecerle mal intencionada y rancia la mención abusiva de que la opción socialdemócrata está en peligro de muerte. Ninguna novedad al respecto. Ya en el año 2007 Antonio Negri argumentaba y elucubraba en su libro “Goodbye Mr. Socialism” acerca del estado físico y mental de las izquierdas en general y de la socialdemocracia en particular. El profesor Negri también disertaba en ese texto sobre los nuevos movimientos sociales y su papel transformador.
Han pasado casi 10 años y cada vez que el socialismo español sufre sacudidas y percances, una legión de articulistas se apresta a reiterar la coreada tesis del eclipse de la socialdemocracia. Pues bien, de sepultureros conspicuos de la socialdemocracia los hay de varios tipos. A saber: unos, los empecinados en enterrarla a nivel mundial –por anacrónica, dicen- como ideología, corriente de pensamiento político y social. Otros, los empeñados en denostarla a nivel nacional como proyecto político, organizativo y partidario. Los unos y los otros parecen compartir, eso sí, la idea de su decadencia como resultante de un declive continuado que la llevara hasta la desaparición.
Permítanme que discrepe de las tesis de estos apresurados agentes funerarios. Sin negar las dificultades de adaptación al medio que padece la izquierda estoy convencido de que la socialdemocracia tiene mucho de ave fénix capaz de renacer, una y mil veces, de sus cenizas. Quizás lo hará reencarnada en cuerpos y caras nuevas, quizás lo hará con formas participativas y organizativas que nada tienen que ver con las actuales. Quizás sí. Pero a pesar de ello, amigos míos, estoy convencido de que una parte considerable de las actuales fuerzas emergentes que hoy critican la vieja política virarán y mutarán hasta ocupar, y hacer suyo, el espacio de pensamiento y acción que ha representado históricamente la socialdemocracia. Van a jugar ese rol.
A los enterradores, con prisas, de la socialdemocracia les recomiendo aquella famosa cita de Giordano Bruno que decía:
“Non è cosa nova che non possa esser vecchia, e non è cosa vecchia che non sii stata nova”·
Lo dicho; los ideales basados en la justicia social y la libertad no se autodestruyen ni marchitan, simplemente se transforman. La reencarnación existe.
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