EL VENENO DE LOS SOCIALISTAS
Lo dijo Bertolt Brecht y lo he leído infinidad de veces en las paredes de mi ciudad, en artículos de prensa e incluso tras las puertas de los retretes de la universidad. La frase: ‘no hay nada más parecido a un fascista que un burgués asustado’, sintetiza la mutación que se genera en el modo de pensar de determinados sectores sociales cuando temen perder privilegios. La frase tiene su enjundia. La sensación de inseguridad fue, y es para algunos, un espacio oscuro en el que se desarrollan instintivamente sentimientos abyectos.
No lo expuso en su día el ilustre escritor alemán pero, en la actualidad, podríamos afirmar que no hay nada más parecido a un político conservador que un burócrata, con pasado progresista, que haya optado por un mimetismo pragmático respecto al establishment.
El Comité Federal PSOE ha convocado unas elecciones primarias bajo la sospecha de que la Gestora socialista favorece la candidatura de Susana Díaz y entorpece la labor de los partidarios de Pedro Sánchez. Puede que ello sea cierto pero, a mi modesto entender, eso no sería lo más relevante de la estratagema. Lo realmente preocupante es que pretendan hacernos creer que lo que se dirime es tan solo la elección de un secretario/a general y poca cosa más. Yerran victimas del reduccionismo simplista y el miedo. La vieja guardia socialoficialista y sus epígonos están confundidos. Inseguros, temen la fuerza que emerge de las bases de un partido al que ellos mismos contribuyeron a adormecer en aras de un pragmatismo liquidador. Muchos de los dirigentes que asistieron a la liturgia concelebrada en IFEMA no han digerido aun los cambios sociales y tecnológicos de los últimos años y sus repercusiones en el pensamiento de la ciudadanía. Vegetan en sus cargos incapaces de ofrecer nada nuevo y singular. Proponen continuidad y más continuidad alimentándose de éxitos del pasado – que los hubo y muchos- pero sin respuesta a las nuevas exigencias de la sociedad. Son el PSOE del pasado y se confabulan contra todos aquellos que osan interrogarse sobre el rol futuro de la socialdemocracia. Escasos de propuestas no difunden proyectos y hablan tan solo de ‘ganar’ sin decirles a los ciudadanos para qué. Desde su campana de cristal ningunean el malestar social. Para ellos liderazgo es solo jerarquía, gesticulación y voz afectada para sobreactuar besando ancianos y niños al estilo de la vieja política. La discrepancia es veneno según San Lambán… Pero lo cierto es que el único veneno, la única pócima dañina, capaz de emponzoñar el socialismo hispano es la inercia, el conformismo y la negativa a repensar el futuro. Lo que se dirime, pues, en esas primarias de mayo es algo más que un nombre al frente de la secretaria general, es un combate entre lo nuevo y lo caduco. La ciudadanía exige cambios profundos en las formas de participación política. De poco o nada sirven los recuerdos.
Para concluir estos comentarios nada mejor que volver a Brecht cuando afirma: ‘Al rio que todo lo arranca lo llaman violento, pero nadie llama violento al lecho que lo oprime’.
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