El blog d'en Joan Ferran

2.12.13

¡¡¡ VAN A POR MI !!!




EL MARTIRIO DE MAS


Abundan las novedades editoriales de, para y sobre las personalidades  políticas en activo. El fenómeno no es nuevo. A Jordi Pujol, ejerciendo de Presidente, alguien le llamó virrey de  Cataluña; Pilar Rahola nos encasquetó un texto épico en el  que un edulcorado Artur Mas, sin espada, devenía rey; un servidor de ustedes, sin ir más lejos, no dudó en criticar ácidamente el juego parlamentario y las apariencias de Duran Lleida. Otros retrataron a José Montilla y muchos a Maragall…
Pues bien, ojeo El Periódico y leo un titular que no deja de sorprenderme por su patetismo: “Van a por mí” nos cuenta Artur Mas en las páginas de un libro - de titulo rimbombante y de género semi biográfico- en el que conversa amistosamente con la filosofa Teresa Pous.  Perdónenme pero  este “Van a por mí” en boca del President me resulta excesivo y pretencioso. La práctica de la política tiene precio e inconvenientes.  El individuo que por vocación, o por interés, decide salir a la palestra pública sabe perfectamente a lo que se expone.  Cualquier dirigente político que se precie debe interiorizar, o debería hacerlo, que a partir de ese instante  puede convertirse en blanco de iras, en objetivo a abatir, a criticar.
Recuerden: Fueron a por Adolfo Suarez, fueron a por Felipe González, fueron a por Zapatero y hoy  van –amigos y adversarios- a por Mariano Rajoy. Desgraciadamente, nos guste o no, las cosas  son así y así fueron con Azaña y Companys, entre muchos otros.
¿Quieren más? Desde los altavoces de cierta crema nobiliaria atacaron la gestión y figura de  Jordi Hereu hasta hacerle la vida imposible. Desde el humor, pagado con dinero público, se ha jugado a ‘deconstruir’ la imagen del Rey, de Pere Navarro o de Duran Lleida con una ‘intensidad’ especial no aplicada a terceros. La cosa ‘va de soi’ que diría un francés.
El “Van a por mí” de Artur Mas se me antoja pueril en exceso, simplón.  No sé si la afirmación del  President es una artimaña publicitaria cara a las ventas navideñas del libro. No sé si sus palabras son un nuevo intento de resarcirse  del deterioro de imagen que reflejan las últimas encuestas del  CEO… Me da igual.
La talla y valía de los personajes públicos, sean estadistas o políticos del montón, no se mide nunca en base a las invectivas, mentiras y crueldades que blanden sus enemigos, se mesura a partir de  la autoridad moral que es capaz de proyectar positivamente a la ciudadanía. El recurso al martirologio y la penita no cuela, dice poco del que se acoge a él y no fortalece, da penita.