MEDIDAS SOCIALES EXPRES
Los exámenes electorales están a la vuelta de la esquina y se nota. Algunos alcaldes y presidentes de gobierno, como los malos estudiantes, han transitado a lo largo del curso político sin esforzarse demasiado. Muchos de ellos han estado más atentos a sus ‘asuntos internos’ que no a las demandas de la ciudadanía. Artur Mas, por ejemplo, ha esquivado aspectos problemáticos de la realidad social catalana con la zanahoria del denominado ‘procés’. El president de la Generalitat, en seis meses, quiere hacer lo que ha sido incapaz de impulsar en cuatro años. Por su parte, Mariano Rajoy, intenta desesperadamente hacer olvidar al sufrido contribuyente español el nombre de los tesoreros malditos del PP, las cajas B y las derivas autoritarias de los ministros populares… Pero ¡Ah! El año electoral está aquí y a ambos presidentes les conviene pasar el traje de sus partidos por la tintorería. Urge aparecer ante los ciudadanos perfumados, sin mácula. ¿Cómo? Muy sencillo: aparentando una supuesta preocupación por lo social, anunciando medidas gubernamentales para paliar desajustes e injusticias sociales y dando cuenta de ello a los medios de comunicación a la espera del aplauso de tirios y troyanos. Lamentable.
Que quede claro. Cualquier medida destinada a apaciguar el sufrimiento de las personas me parece positiva. Ahora bien, me repugna que esas medidas vean la luz formando parte de una estrategia pre electoral.
¿Acaso estos señores creen que podemos olvidar quién fue el paladín de la austeridad aconsejando recortes drásticos?
¿Acaso cree el presidente Rajoy que cuatro decisiones de última hora, y los buenos augurios económicos, son suficiente bálsamo para un 24% de parados y para miles de jóvenes con trabajo precario?
¡Demagogia! Sí señores, y de la gorda, porque el tufillo electoral lo invade todo.
Pero no se crean que la cosa quede ahí. Incluso el alcalde Trías -ese que financia con dinero de los barceloneses los caprichos del señor Mas- nos sorprende ahora con el anuncio de un salario mínimo barcelonés para los más pobres. Eso sí, nadie sabe cómo se va a pagar ni cuándo va a llegar… Mientras tanto el consistorio, a falta de un modelo de ciudad, asfalta calles a destajo y con prisas para inaugurar.
Insisto triste, muy triste, que la ciudadanía tenga que aguardar a los últimos meses de los mandatos electorales para contemplar medidas sociales exprés usadas como señuelo. Deprimente amigo lector.
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