UN MÁSTER PARA COLAU
Sospecho que la mirada de la alcaldesa Ada Colau, y la de sus amigos, va mucho más allá del lado mar de la plaza Sant Jaume. La que en otro tiempo se disfrazo de heroína ‘Supervivienda’ – para denunciar el timo de las hipotecas- hoy sueña en convertirse en un referente totémico para la nueva izquierda. Colau pontifica sin rubor sobre política catalana y española, bendice y maldice pactos e investiduras. La alcaldesa,obviando su rol de representación institucional, se permite el lujo, en un acto público, de criticar agriamente a la ministra Pastor. Precisamente a Ana Pastor, la única ministra que junto al conseller, Santi Vilà, fue capaz de tejer acuerdos y complicidades entre los gobiernos de Cataluña y España. Llegados a este punto, y tras los encontronazos de Colau con la Iglesia, la Monarquía o el Ejército, creo alguien debería recomendarle que se matricule en un máster sobre Relaciones Institucionales y protocolo. No para que cambie de ideología, sino para que aprenda a relacionarse. Por cierto, en este país si una institución ha sabido adecuarse a la democracia, esta ha sido el Ejército.
Hay quien opina que el postureo colauiano no es más que una huida hacia adelante para ocultar su ineficacia en el terreno de la gestión. El ‘top manta’, las políticas de seguridad, el tema turístico, la cultura sin norte y mil cosa más justificarían esta apreciación. Quizás si, pero ello no implica que sus aspiraciones, y las de sus correligionarios, no vayan más allá del mundo municipal. La propuesta de Ada Colau de crear un partido -donde aglutinar formaciones y colectivos a la izquierda del PSC- se diseña con una voluntad inequívoca de convertirse en fuerza hegemónica y gobernar todas las instituciones del país.
Algunos hablan de la alcaldesa de Barcelona como una nueva ‘Evita’, encandiladora de masas, alrededor de la cual construir un movimiento...
Parece ser que Ada y los suyos tienen prisa. La legislatura catalana podría ser corta y en tiempos de zozobra o desorientación quien coloca bien las fichas y los tótems puede vencer.
¿Legitimo todo ello? Claro que sí, pero insisto: A la alcaldesa activista no le iría mal matricularse en un máster sobre Relaciones Institucionales y protocolo.
Hay que saber ser…y estar.
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