SÁNCHEZ NO PUEDE DESERTAR
Por favor, no me pidan que en aras de la estabilidad (?) el crecimiento económico y un montoncito de cosas más, olvide cuatro años de recortes, el desmantelamiento exprés del estado de bienestar, las laminaciones de libertades, la corrupción y el vocabulario tardo franquista de algunos capitostes del PP. Lo siento, no puedo. Tampoco jueguen a meterme miedo con el espantajo del soberanismo. No toca. Hemos llegado al punto filipino en el que Pedro Sánchez tiene el derecho, e incluso el deber, de intentar formar gobierno. Sé perfectamente que noventa escaños es un patrimonio político escaso. Lo sé; pero también sé que, como dice el refranero popular, quien la hace la paga. El PP la ha hecho tan inconmensurablemente gorda que sería un despropósito no verle purgar los pecados. La historia no nos lo perdonaría, ni perdonará a los que no intenten pasarle factura.
Pedro Sánchez no puede ni debe desertar. Ha de intentar hasta su último aliento formar un gobierno de cambio y progreso. Algunos han intentado obstaculizarle. Son gajes del oficio. Pero, hecha la ley, hecha la trampa y la salida de emergencia. No voy a discutir la legitimidad del Comité Federal del PSOE para marcar criterios políticos, pero tampoco voy a obviar la fuerza innovadora y participativa que tiene una consulta a sus afiliados. Si alguien creyó que con los estatutos en mano podía encorsetar al secretario general, se equivocó.
Vivimos nuevos tiempos y la ciudadanía exige templanza pero también audacia. Sánchez demuestra tener ambas cosas al unísono. Insisto, el secretario general de PSOE no puede ni debe desertar. Ha de intentar formar gobierno pese a quien pese, caiga quien caiga e editorialice quien editorialice. La ciudadanía ansía nuevas formas de actuar y decidir. Y sí, amigos lectores, más allá del resultado final de sus gestiones para formar gobierno, el dirigente socialista ha de exigir, tanto a Rivera como a Iglesias, menos palabras y más definiciones claras al respecto. De no ser así, todo el mundo sabrá quienes nos abocan y quienes no a unas nuevas elecciones. Como dice la canción: ¡Queremos marcha, marcha!
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