EL SECESIONISMO Y LAS UVAS
Un editorial de La Vanguardia califica las últimas propuestas y declaraciones de Carles Puigdemont como un ejercicio de realismo político. Quizás sí, aunque está por ver el desenlace final del embrollo PDeCAT y su candidatura para el 21D. En el mismo saco cabría meter las afirmaciones del republicano Sergi Sabrià, o las de la consellera Ponsati, cuando sostienen que Cataluña no estaba preparada para una declaración de independencia exprés. Ya saben, el estado es pérfido, usa la fuerza y no tiene corazón de poeta…
Permítanme que sonría ante estas piruetas verbales de políticos estresados a la búsqueda de salidas honrosas. A uno le viene a la memoria la fábula -de Esopo, de Jean De la Fontaine o Samaniego, qué más da- en que la zorra desdeñaba las uvas aduciendo que no estaban maduras. Ustedes y yo sabemos que, en la subasta política en la que estamos sumidos, algunos líderes juegan a desestimar aquello que demandaban hace pocos días y hoy ven imposible. Bienvenidos sean al realismo los mercaderes de sueños y los vendedores de humo de buena fe. Fuego eterno para estafadores de a tres por ciento y fanáticos limpia patrias.
Sí amigos, nadie previó las consecuencias. Las empresas huyen, cruceros y congresos se van a otros muelles, la economía se resiente y el turismo decae temeroso de algaradas. En este país parece que los únicos negocios rentables son la venta de banderas, los cartuchos de tinta y los tickets de autocar para acudir a manifestaciones de fin de semana… Se optó por una épica que fue pan para pocos días y silencio para mañana, frustración para los ingenuos y desesperación para los creyentes.
Seamos claros. Ese ejercicio de realismo que loa La Vanguardia en su editorial, si no va acompañado de un claro propósito de enmienda, no servirá de nada. Estaremos condenados, en pocos meses, a repetir la historia de forma tan suicida como grotesca. Un reconocimiento de culpa o error -¡el ritual católico ha calado tanto en nuestra sociedad!- exige que el propósito de enmienda se cumpla como medio para expiar una conducta inadecuada.
Enmendar es rectificar pero también corregir.
Ironías del destino. Un Borbón dijo: -“Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir.”
Hoy algunos secesionistas de postín han hecho suya la frase de marras. ¿Ejercicio de realismo o kit de sobrevivencia?
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