BOCAZAS Y PROCESISTAS
Supongo que tras el dos de octubre alguna mente preclara, amiga de los misterios del pensamiento y del lenguaje, escribirá una antología de los disparates y despropósitos que nos han acompañado a lo largo de estos meses.Huelga decir que de bocazas los hay de todo color, ideología y condición. Cierto, pero estas últimas semanas -seguramente como fruto de la excitación octubrina- los habitantes de la galaxia procesista se llevan la palma y la medalla de oro a la incontinencia verbal. ¿Quieren ejemplos? Ahí van: Sorprende escuchar a todo un ex consejero de Gobernación del Tripartito como Xavier Vendrell, con un pasado ‘delicado’, afirmar que, en un futuro no muy lejano, alguien pasará cuentas a los socialistas.¿Amenaza?...
Pero hay más. Cualquier ciudadano sensato sabe que las palabras de Antoni Castellà, tránsfuga de Unió y jefecillo de Demòcrates, acusando de mercenarios a los firmantes de un manifiesto de intelectuales disconformes con el 1-O, son una falta de respeto a la libertad de expresión. A Castellà y Nuria Gispert se les podría aplicar, en primer grado, el dicho de la paja en ojo ajeno… Para completar el elenco de bocazas procesistas ha salido a escena -sin gracia- el trinco Mainat, envileciendo la red con alguno de sus desafortunados twets sobre el RCD Español y los campos de concentración. Penoso y delirante. Reflejo de la empanada mental que han generado los promotores de un viaje a Ítaca sin guía ni pasaje. ¿Y qué me dicen ustedes de los mozalbetes rabiosos de la CUP fotografiando y señalando adversarios mediante carteles amenazantes? La prolífica Pilar Rahola, que siempre juega a lamentar la banalización del nazismo,hallará, supongo,motivospara la reflexión y la queja. Tanto Mainat como en los cupaires han pasado al lado oscuro de la política.
Pero aún hay más madera señoras y señores. Joan Coscubiela estuvo brillante en el Parlament defendiendo la esencia del funcionamiento democrático de la cámara ante el brote autoritario del Govern y la ineptitud de Forcadell. Visto lo visto alguien glosó las aportaciones de los viejos psucqueros a la democracia catalana, en contraste con las malas artes de la triple alianza procesista. Para sorpresa de muchos un celoso, Toni Comín, pretendió cobrarse una herencia del PSUC que ni merece ni le corresponde. Craso error y sinvergüencería la suya. Hoy todo el mundo sabe cómo el rubiales ha transitado, de partido en partido, hasta recalar en los faldones de Junqueras…Conocí a Alfonso Carlos Comín y sé que hubiera aplaudido, en pie, las palabras de Coscubiela. Era un gran demócrata.
Ya ven amigos. Estas son algunas de las perlas con las que nos han obsequiado los procesistas bocazas a lo largo de las últimas semanas. Hay muchas más que, tirando de hemeroteca, pueden completar la antología del disparate de la que les hablaba. Bocazas los hay en todas partes, cierto, pero en el procesismo últimamente abundan más.¿Sera por nervios?
<< Home