El blog d'en Joan Ferran

31.7.17

MÁS SOBRE EL 'PROCÉS' Y SUS VIVIDORES...








EL ‘PROCESISMO’, UNA RELIGIÓN 


Profetizó y acertó. Tras la segunda contienda mundial, George Orwell, escribió extensamente acerca de los efectos nocivos y perversos de los nacionalismos desbocados. Quizás por ello el establishment de nuestros pagos, las Raholas de turno, los articulistas y escribas a sueldo de la subvención, intentan obviar el pensamiento y la obra de este excelente periodista y escritor. En sus ‘Notas sobre el nacionalismo’ aparecidas en 1945, Orwell llega a describir el nacionalismo como un pernicioso estado de rigidez mental en el que no cabe la reflexión, la duda ni el debate. Para él, el nacionalista, puede llegar a ser un ‘personaje capaz de incurrir en la deshonestidad más flagrante’, un personaje con sed de poder mitigada con autoengaño. ¡Grande el internacionalista británico! Bastaría una ojeada a nuestro alrededor para poder encasillar, a algunos de nuestros gobernantes, en las tipologías con las que Orwell catalogó a los nacionalistas tóxicos. 

 Pero fue Carlton J H Hayes, el historiador norteamericano, el que en su obra ‘El nacionalismo, una religión’ (1960) nos narró cómo algunos nacionalismos emocionales se transformaban en una fe, en una religión. Hay tanta metafísica y verdades absolutas indiscutibles en las declaraciones y actuaciones del gobierno Puigdemont que podemos afirmar, sin reparos, que su ‘procesismo’ ha devenido una religión como las que describe Hayes. Sí, una religión dogmatica con santoral, popes y mártires de pacotilla dispuestos a emular -sin poner en juego el patrimonio- a Juana de Arco y a San Esteban. Una devoción ciega que remplaza la persecución de los centuriones por la de los tricornios y las togas. Una nueva fe con una jerarquía dispuesta a prohibir la duda, mandar al purgatorio a los tibios y al averno a los agnósticos. Un credo con diversas cofradías dispuestas a pelear entre sí para poseer, en exclusiva, los beneficios telúricos del Santo Grial, la patente del verdadero patriotismo… Para luego seguir gobernando la autonomía con una mejor financiación. 
¡Ah! No se lo pierdan. El ‘procesismo’, como cualquier religión que se precie, también tiene su Índice de lecturas prohibidas y su lista de herejes… Sí, pululan por ahí un montón de ‘cátaros indepes’ que no están dispuestos a ser luz de Trento ni a participar en la pompa y el boato. Demasiado libres los Espot, Dedeu, López Tena, Rius o Maestro…
 Y es que, amigos, el ‘procesismo’ lleva camino de convertirse en una Iglesia institucionalizada con colegio cardenalicio, liturgia, concilios amañados, simonía y jerarquía vertical. Una nueva iglesia que presume de orar por el advenimiento de un paraíso itaquiano pero que se conforma con mantener un modus vivendi terrenal. Una iglesia que, en su beneficio, es capaz de generar caos, odio y desencuentros.

Publicado en www.e-noticies.cat