El blog d'en Joan Ferran

12.6.17

LUEGO QUE NO SE QUEJEN...

                               
                                                      MAO PUIG-DE-MONT


 Este Puigdemont es duro de entendederas y por lo visto no sabe lo que vale un peine. De nada han servido las amables palabras llegadas desde Venecia, ni las advertencias de letrados ilustres. El Muy Honorable pastelero de Girona acaba de demostrar a la ciudadanía catalana, que no sabe “pastelear”, que eso de negociar -aunque sea a escondidas- no va con él, que para lo que le queda en el convento... 
 Carles Puigdemont ha aprendido de Artur Mas la táctica de la huída hacia adelante, aunque sea sin saber hacia adonde. De ahí la última performance entre naranjas incomestibles y musiquitas del carrillón. El presidente catalán, arropado por su corte de los milagros, ha propuesto a los catalanes que el 1 de octubre, día de santa Teresita de Jesús, acudan devotamente a las urnas para responder a la pregunta del millón. 
¿Por qué el 1 de octubre? Un servidor de ustedes no cree en las casualidades. A la vista de los acontecimientos hay quien afirma que el Muy Honorable ha sido abducido por el sector maoísta de la CUP. Dicen las malas lenguas que la elección de esta fecha es un homenaje a Mao Zedong. Sí, fue un primero de octubre de 1949, en la plaza de Tiananmen de Pekín, donde el dirigente comunista proclamó el nacimiento de la República Popular China... 
¿Quieren más detalles y coincidencias al respecto? Un grupúsculo de guardias rojos leridanos ha decorado la ciudad incitando al personal a aplicar represalias contra “los enemigos del pueblo”. Las fotografías de Arrimadas, Rabell, Iceta y Albiol ilustran un cartel a todas luces amenazante. Hay quien afirma que ésta última actuación de Puigdemont no es más que un nuevo acto de publicidad de la serie ‘El Procés’, sin trascendencia jurídica. Quizás sí amigos, pero alguien debería recordar a los miembros del Govern, que una cosa inocua e intranscendente es gesticular y otra muy distinta es calentar el ambiente y repartir pólvora, aunque sea verbal.
 Ustedes y yo sabemos que hay mucha Joven Guardia Roja suelta. La historia nos cuenta -ojo, gente de Junts pel Sí- que ésta se cepilló a un buen número de burócratas