EL RUFIANISMO
El rufianismo político es altamente contagioso. No sólo obnubila la mente si no que, incluso, es capaz de segregar fluidos susceptibles de ser utilizados como arma arrojadiza. Recuerdo de mi infancia algo que contaban los mayores, cuando íbamos de excursión, para que la chiquillería no molestara a las ranas y sapos de los estanques: “Vigila niño, esos animalitos escupen. Sus salpicaduras pueden irritar los ojos. Su contacto con la piel produce urticarias”. Sabios consejos en boca de tutores preocupados por el bienestar animal y la educación infantil.
Hay palabras que lo dicen todo. El rufianismo es un concepto digno de estudio etimológico. Es una praxis política, de nuevo cuño, destinada a alterar la norma para conseguir llamar la atención. Provocación en estado puro, histrionismo barato. El rufianismo es astracanada, chabacanería, mala educación e insolvencia. Sí señoras y señores, el rufianismo es contagioso y no es patrimonio de un solo partido o grupo político. En este país se ha devaluado tanto la calidad de la política y de los políticos, hay tantas pasarelas ideológicas y vasos comunicantes que, desgraciadamente, el rufianismo se expande por doquier. Eso sí, sobre todo en ámbitos de mentalidad irredenta, mantras y pensamiento limitado.
Así las cosas, seguramente por contagio, Junts per Catalunya ha comparado las prisiones españolas con Guantánamo. Uno de sus portavoces más ‘preclaros’, Albert Batet, ha llegado a afirmar, en sede parlamentaria, que a los presos se les tratará de forma violenta durante el juicio y cuando sean trasladados a Madrid. Pontifica Batet:
“No sabemos a qué hora se tendrán que levantar, no tendrán reloj, serán transportados esposados, de forma violenta y sin desayunar”…
¡Venga ya! No nos taladren con nuevas rufianadas. Todo el mundo sabe que las condiciones carcelarias de Junqueras y compañía son inmejorables. Pero el rufianismo es contagioso y Batet ya está atacado por el virus. La frivolidad del portavoz de JxCat refleja su profunda ignorancia acerca de lo que es y significa Guantánamo, un desconocimiento del sistema penitenciario y judicial español.
Alerta pues. El rufianismo es un virus contagioso. Es un devorador de políticas serias y honestas. Ataca, preferentemente, a políticos con ansia de protagonismo -como Eduard Pujol o Batet- y partidos estresados. Guantanamera, guajira…
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