SOBRE EL FOTOGRAFO DE MAUTHAUSEN
Vayan al cine, por favor. Acudan a ver ‘El fotógrafo de Mauthausen’ no se la pierdan. No acostumbro, en el terreno cinematográfico o artístico, a recomendar nunca nada. Soy de los que cree a pies juntillas en aquello tan popular de “contra gustos no hay nada escrito”. Pero en esta ocasión, insisto, vale la pena ir al cine y penetrar en la película que ha dirigido magistralmente Mar Targarona. Verán trabajar en ella a magníficos actores como Mario Casas, Alain Hernández o Macarena Gómez. La historia de Francesc Boix -un combatiente republicano español y fotógrafo internado en el campo de concentración de Mauthausen, durante la Segunda Guerra Mundial- no les dejará indiferentes, les inducirá a repensar cosas como el sentido de la vida, o de las palabras. Comprobarán cómo la película tiene la fuerza suficiente y el poder de despertar la conciencia, incluso, de los más apoltronados. En este film, bien documentado, hay mucho arte. Sus escenarios, atmósferas y ambientes transportan, rezuman verosimilitud por los cuatro costados. En el aire hay también un toque de atención dirigido a los desmemoriados, a los que gustan dormitar en los vapores placenteros del olvido.
El miedo, el compromiso, la ira, las bajas pasiones y el odio afloran en la pantalla tratados con un tacto y una naturalidad digna de encomio, sin exageración. Cuidado. No vayan a creer ustedes que están ante otro ejercicio de adoctrinamiento ideológico o político a la que nos tienen acostumbrados en la tele manipulada; no, nada de eso, si no todo lo contrario. Van a visionar una película sobre la condición humana y los límites de la barbarie; pero, también, sobre el heroísmo y la voluntad de sobrevivir.
En una sociedad como la nuestra, en que ya todo se banaliza y las palabras pierden su significado, nada mejor que retornar a la historia para examinar críticamente aquello que fueron capaces de hacer algunos de nuestros antepasados. Conviene analizar la génesis del discurso de los que se creyeron poseedores de una verdad superior. El fotógrafo de Mauthausen, además de una excelente película, puede convertirse en una herramienta útil para la recuperación de valores humanos actualmente obviados o devaluados. Vayan al cine, por favor. La historia de Francesc Boix, el hombre que con sus fotos mostró al mundo las atrocidades de los campos de exterminio nazis, vale la pena.
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